POR QUÉ LA DISTRACCIÓN ES LA CAUSA PRINCIPAL DE TU MALESTAR
La nuestra es la era de la distracción. La supuesta prosperidad material de la tecnología y el capitalismo (en teoría al menos) ha producido un exceso de ocio o de “tiempo libre”. Pero este tiempo en realidad es rápidamente ocupado por el entretenimiento u las ocupaciones que nos mantienen conectadas a un constante flujo de información que pretende entretenernos o mejorarnos (nuestra productividad, nuestro sí mismo, etc.). El ocio deja de ser el tiempo de juego, creación artística, convivencia inmediata y contemplación y se convierte en el tiempo de cautiverio de la atención. Vemos películas, consumimos noticias, jugamos videojuegos y demás programas que nos distraen de la investigación de nuestra mente y la naturaleza de la realidad. Esta es la causa de fondo nuestro malestar, aunque no nos damos cuenta porque estamos distraídos, o porque hemos caído en un nihilismo tan profundo que no creemos que la vida tiene sentido o propósito, y entonces realmente no importa mucho a qué le dediquemos nuestro tiempo, es más, lo mejor que podemos hacer es entretenernos y no pensar demasiado en la muerte.
Famosamente el Buda sistematizó su proyecto en 4 nobles verdades. La primera es que la vida es sufrimiento (o insatisfacción, duhkha) y la segunda que la causa del sufrimiento es la avidez o el deseo, basado en la ignorancia (pues cree que la felicidad puede encontrarse en cosas impermanentes). Por otra parte, una de las enseñanzas fundamentales del budismo -la principal según el Dalai Lama-, la originación dependiente, sostiene que el mundo cíclico o samsara -la rueda del sufrimiento- tiene como causa fundamental la ignorancia o confusión (avidya). Ahora bien este avidya, puede ser traducido de diferentes formas, y una que tiene importante tracción en la tradición es justamente la que podemos entender hoy como “distracción”, pese a que existan otros términos en sánscrito que se acercan más a esta noción que el mismo avidya (literalmente el alfa privativo de “conocimiento”).
En este espíritu, el maestro tibetano Dzongsar Khyentse ha dicho que una buena traducción para avidya es distracción. Esto significaría que la distracción es la causa del samsara, de todo este andamiaje de muerte y sufrimiento. En sus propias palabras.
Todas las religiones parecen hablar de una fuerza negativa, de un enemigo… El budismo no cree en la existencia de una fuerza maligna que exista externamente pero si nos viéramos obligados a hablar de una fuerza maligna en el budismo diríamos que es la distracción. Esta distracción es más sutil que la distracción de pasar tiempo navegando la web… la distracción es el no estar atendiendo plenamente al presente… constantemente no estamos conscientes de lo que está pasando en nuestra esfera de conciencia. Esta forma de vida inconsciente es lo que los budistas llaman ignorancia, avidya. Este es el agente que da vueltas en la existencia cíclica del samsara.
Así que la distracción fundamental es no estar en el presente, atendiendo a los objetos inmediatos, a la respiración, a las personas con las que estamos, a la naturaleza misma.
Pero este comentario de un maestro contemporáneo no es para nada algo único o raro. En uno de los textos centrales del yogacara, la escuela del mahayana que tiene su fundamento en la noción de que todo lo que existe es pura percepción o conciencia, el Madhyanta Vibhaga, se dice:
la práctica hacia-el-Dharma es el desarrollo de la ausencia de distracción y su carácter irreversible.
Así que el dharma, el conocimiento que libera, la fuente viva de la sabiduría, la enseñanza esencial del Buda es la no-distracción. Este texto, que la tradición sostiene como revelado por el buda Maitreya al yogi Asanga, agrega: “Surgimiento, ir hacia los objetos de los sentidos, lujuria, pereza o excitabilidad, intenciones deliberadas sobre la experiencia, un sentido del “yo” en la atención mental y una conciencia deficiente, son conocidos por los sabios como distracción”. De nuevo, tenemos una definición que opone la distracción a la atención plena y a la recolección de la mente en el dharma. Esto último significa que estar distraído es también estar concentrado en cosas poco virtuosas que desvían nuestra atención de lo verdaderamente importante, de aquello que tiene el poder de purificar la mente y liberarla de las aflicciones, lo cual es una tarea gargantuesca, pues según el budismo solamente somos nuestros hábitos, pero estos hábitos llevan enraizándose en nosotros por miles y miles de vidas en el mundo. El objetivo es cultivar hábitos positivos para así ir desvaneciendo hábitos negativos para luego finalmente trascender todo hábito y descansar en la naturaleza radiante de la mente, en la vacuidad misma.