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Vinicius figura con dos anotaciones en el 3-1 ante Liverpool

Hay noches que consagran a jugadores y Vinicius vivió una de esas que lo elevan al Olimpo. Castigado y criticado tantas veces.

El niño maravilla del que se esperan tantas cosas en la casa blanca. Capaz de hacer todo lo mejor fuera del área y desvanecerse después ante la portería. El brasileño necesitaba uno de estos partidos para romper con todos sus temores.

Y eligió la mejor noche. Suyos fueron dos de los tantos que le dan media eliminatoria hasta el momento a los blancos. Da igual el momento, las bajas o la falta de gol.

Hasta la teoría que se ha instalado de que la Premier está muy por encima de La Liga también pierde sentido cuando delante está el Real Madrid. La Champions es su territorio y se crece como ningún otro equipo.

Y más cuando al mando está un Zinedine Zidane que ha hecho de este torneo su sala de juego. Porque pocos entrenadores pueden presumir de tal fiabilidad en el torneo del KO.

El francés le ganó la batalla a Klopp totalmente en la primera parte. Los piques al espacio de Vinicius o Asensio no eran casualidad. Porque si bien el Liverpool puede presumir de tener a dos de los mejores laterales, capaces de asfixiar al rival como si fueran extremos, también lo es que a su espalda dejan verdaderas autopistas.

Y su espalda fue un tesoro para el madrid en la primera parte. La mesa estaba servida para Kroos.

El alemán sirvió en bandeja el primero de Vinicius, con un pase de ingeniero de 40 metros. El brasileño elevó la jugada con un control de maestro y una definición de nueve.

El partido también sirvió para consagrar a otro central que necesitaba de bastante confianza. El improvisado Militao tenía la difícil misión de sustituir a Varane, baja por positivo en Covid-19 a última hora.

Y vaya si logró con méritos su misión porque recordó las virtudes de un central que hizo época en el Madrid y con el que ya le comparaban estando en el Porto. Impecable por alto, vencedor en los duelos y solucionando con su físico cualquier imperfección.

Su efectividad como la de Nacho, fueron claves para que Kroos y Modric se adueñaran del centro del campo.

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