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La increíble historia de los dos deportistas que compartieron el mismo corazón

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El corazón y el riñón que lleva ahora la exestrella del béisbol estadounidense Rod Carew pertenecieron a alguien a quien había conocido cuando el donante tenía 10 años. Y lo había conocido principalmente porque ese niño lo consideraba su ídolo.

Su nombre era Konrad Reuland. Un jugador de los Ravens de Baltimore del fútbol americano, quien falleció el pasado mes de diciembre debido a un aneurisma cerebral.  Tenía 29 años.

Para cuando Reuland murió, Carew llevaba esperado 15 meses que apareciera un corazón y un riñón que reemplazaran los suyos, que se habían deteriorado tras sufrir un infarto en septiembre de 2015.  De acuerdo a OneLegacy, la mayor cadena de información sobre donaciones en EE.UU., es el primer caso en que una donación anónima de órganos se da entre dos personas que se habían conocido previamente. Y también es la primera vez en Estados Unidos que un corazón va de un atleta profesional a otro.

“Sin duda Konrad está vivo. La última vez que su madre había escuchado el corazón de su hijo había sido pocos momentos antes de que él muriera. Y la siguiente fue cuando se acercó a mi pecho”, le dijo Carew a la BBC.  Sólo cuando tuvo al frente a la madre de Reuland recordó el momento en que había conocido al joven deportista, cuando este tenía 10 años, durante un partido de basquetbol en el colegio en el que estudiaba.

“Ella me contó que todo el día había estado hablando de mí, que yo era su ídolo y diciendo que me había conocido porque mis hijos iban a la misma escuela que la suya. Entonces recordé el momento en que nos habíamos conocido”, relató Carew al programa Sporthour. “Es tremendo que ahora su corazón esté latiendo dentro de mí”, señaló.

Larga espera y una campaña

El 20 de septiembre de 2015, Carew estaba a punto de iniciar un partido de golf en el sur de California cuando de repente se desplomó en el suelo.  De acuerdo al reporte de su esposa, cuando recuperó la conciencia varios días después, supo que había sufrido de un ataque al corazón y le habían tenido que aplicar técnicas de resucitación no una, sino tres veces.

“Mi corazón y mi riñón quedaron casi inservibles. Necesitaba un donante con urgencia para ambos órganos”, relató Carew. Sin embargo, era un objetivo difícil.

De acuerdo a la Red de Trasplantes y Procuración de Órganos de EE.UU, a diario mueren 22 personas en el país esperando un trasplante que no llega. Mientras, hay una lista de espera de casi 122.000 personas.

Y solo 15.000 donantes.

Durante 15 meses Carew estuvo esperando por un milagro.

La historia de Reuland, en tanto, cuenta que después de dejar la escuela se alistó en Stanford y finalmente llegó a las grandes ligas del fútbol americano cuando se incorporó a los Ravens de Baltimore.

El 30 de noviembre de 2016, mientras entrenaba en su casa y buscaba una nueva oportunidad en la NFL a los 29 años, sintió un fuerte de dolor de cabeza y fue trasladado al hospital.

Doce días más tarde se le declaró muerte cerebral debido a un aneurisma. Su madre decidió que lo mejor era donar sus órganos de forma anónima.

“Me habían dicho que la llamada más importante de mi carrera era cuando me recibieran en el Salón de la Fama, que ocurrió en 1991. Pero esa llamada no se compara con la de cuando me dijeron que habían encontrado un donante compatible con mi caso”, recordó Carew.

Atando cabos

La noticia de la muerte Reuland había acaparado varios titulares en la prensa estadounidense, sobre todo por la juventud del jugador.

Entonces cuando los familiares de Carew comenzaron a contar emocionados que Rod había conseguido un donante, comenzaron a atar cabos.

“Me preguntaron que si ese corazón no era el de Reuland. Yo les pregunté: ‘¿Quién es él?’ Y me contaron su historia”, relató Rhonda, la esposa de Rod Carew, al diario Los Ángeles Times.

La noticia del trasplante de Carew también había llegado a los medios. Y la pregunta entonces se dirigió a hacia los familiares de Reuland.

“Durante el servicio funerario se me acercaron varias personas y me contaron del caso de Carew, se preguntaban si el corazón de Konrad no habría terminado en el pecho de un miembro del Salón de la Fama del béisbol”, le dijo al diario estadounidense Mary Reuland, la madre de Konrad.

Por lo general, los médicos recomiendan que no haya encuentro entre la familia del donante y el receptor antes de trascurrido un año del trasplante.

“Pero en este caso, cuando nos dimos cuenta que era el corazón de Konrad y que su familia quería hablar conmigo, pensé que no había problema”, anotó Carew.

El encuentro ocurrió en la casa de los Reuland en abril y la primera impresión fue la del padre, que dijo: “Es muy emocionante que el corazón de mi hijo vuelva a latir en esta casa”.

“Tengo una segunda oportunidad en la vida. Y saber que llevo el corazón de Konrad me ha hecho pensar que juntos podemos llamar la atención sobre la necesidad de donar órganos”, relató Carew.

“Para mí, Konrad está constantemente conmigo. Le hablo cuando voy al supermercado y él me acompaña”, concluyó el exatleta.

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