6 rasgos inconfundibles de una amistad auténtica
Desde que las redes sociales irrumpieron en nuestra vida, la idea de “amigo” ha tenido algunos cambios importantes. Sin considerar que se ha devaluado, ciertamente es claro que parece haber perdido la densidad que tuvo en otras épocas, cuando la amistad era un vínculo del que se sabía que era necesario cultivarlo, cuidarlo, y que no podía tomarse a la ligera. Entre la nómina amplia de autores que han dedicado ensayos a la amistad (Aristóteles, Borges Montaigne, Emerson, Thoreau, por mencionar algunos), podemos citar respecto de esa importancia que puede tener un amigo en la vida a Francis Bacon, quien en una emotiva página escribió: “La amistad hace de tormentas y tempestades un lindo día en los afectos, y de la oscuridad y confusión de pensamientos, la luz del día”.
En ese ánimo, compartimos ahora una lista de seis rasgos inconfundibles de una amistad auténtica, tomados de un video de The School of Life, un proyecto del filósofo suizo Alain de Botton (del cual nos hemos ocupado anteriormente). La lista, sin ser exhaustiva, nos ofrece algunos buenos motivos para reflexionar sobre el lugar que damos a la amistad en la vida y lo necesarios que son los amigos, en un doble sentido: tanto tenerlos como serlo, es decir, tanto cultivar una relación de amistad como ofrecer nuestro corazón en un vínculo de este tipo.
Sin más, compartimos la lista y al final el video de donde hemos extraído los puntos.
Confías en tus amigos y ellos saben que pueden confiar en ti.
Hay pocas relaciones a lo largo de la vida en donde es posible mostrarnos tal y como somos, voluntariamente, en especial en nuestros momentos de mayor vulnerabilidad. La amistad permite eso. Fracasos, dolores, temores, aquello que nos avergüenza o que nos enoja: un amigo verdadero puede recibirlo, porque con un amigo es posible confiarse, tanto en palabras como en actos, pues sabemos que antes que lastimarnos, buscará protegernos.
Tus amigos te aceptan como eres.
En el sentido del punto anterior, los amigos se definen como tales porque se aceptan tal y como son, cada uno con sus imperfecciones a cuestas. Y quizá sería mejor decir: no a pesar de dicha imperfección, sino más bien a causa de ella.
Tus amigos están ahí cuando la tormenta pasa.
Los amigos suelen entender las extravagancias que a veces nos llevan a perder el control. Todos en algún momento pasamos por momentos en que nos enojamos, nos entristecemos, nos alejamos de las personas, etc., y aunque estos arrebatos pueden hacernos perder una relación, hay amigos que los soportan, no porque tengan vocación de mártires, sino porque entienden, porque han comprendido que el ser humano es así y que a veces la amistad tiene que estar por encima de ello. Un amigo está ahí cuando la tormenta pasa.
Tus amigos te conocen.
A veces, cuando perdemos el camino, son los amigos quienes nos hacen reencontrar nuestra ruta. Las personas que nos han conocido en las buenas y en las malas, que quizá nos han acompañado en nuestro crecimiento, que nos han visto experimentar y con quienes seguramente hemos hecho muchas de estas cosas juntos son personas que nos conocen y por ello mismo, cuando es necesario, son capaces de recordarnos quiénes somos.
Tus amigos recuerdan tus cualidades.
En otro aspecto, los amigos también suelen tener buena memoria sobre nuestras cualidades. En momentos en que se tambalea la confianza en lo que sabemos y podemos hacer, un amigo bien nos puede recordar nuestro potencial y los logros que ya hemos alcanzado hasta la fecha.
Tus amigos creen en ti.
Lo cual lleva al último rasgo de esta lista: un amigo cree en ti y tú crees en tus amigos. Hay cierta especie de confianza ciega, casi exclusiva de la relación de amistad. Nunca se confiará tanto en una pareja, un hermano o un compañero de trabajo como se confía en un amigo. Y qué bueno que sea así, pues sin una relación de ese tipo la vida en el mundo sería un tanto más complicada.
Textos de pijamasurf.com