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85 Años sigue el enigma de la trágica muerte en Medellìn de Carlos Gardel

El 24 de junio de 1935, el avión en el que viajaba Carlos Gardel chocó durante las maniobras de despegue con otro trimotor que estaba detenido en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín (Colombia) y en dos minutos los dos aparatos se vieron envueltos en llamas.

El rey del tango y famoso actor de cine murió carbonizado junto con otras 16 personas, ante la horrorizada mirada de más de 50.000, según las crónicas de entonces. Ochenta y cinco años después de aquella tragedia que conmocionó a Argentina y al mundo entero, aún hay enigmas en torno a la vida y la muerte del «Zorzal Criollo» que no se han llegado a desvelar.

¿Qué edad tenía el cantante en el momento de la tragedia?

Quizá nunca se llegue a saber porque, como explicó Ricardo Dessau en «Blanco y Negro» en 1980, lo poco que se sabe de su vida está cimentado en las parcas declaraciones públicas del propio artista o de quienes trataron personalmente con él y tras su muerte su figura se rodeó de un halo de misterio digno del mito en el que pronto se convirtió.

Hasta cuatro fechas alternativas se han citado para su nacimiento, una de las cuales, además, abre las puertas a otro misterio: el de la propia nacionalidad del cantante. En el documento de identidad argentino del rey del tango, que optó por esta nacionalidad en 1923, se decía que había nacido el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembó (Uruguay). Sin embargo, el periodista Manuel Sofovich, amigo del cantante, aseguró haber sido invitado a una reunión en París con motivo del cumpleaños de Gardel en la que éste les confesó a sus más íntimos que cumplía 49 años, porque en realidad había nacido en 1883. Según esta versión, se habría quitado cuatro años por razones de «imagen publicitaria», apuntó Dessau.

¿Solo cuatro?

Según la investigación llevada a cabo por el periodista uruguayo Erasmo Silva Cabrera sobre la estrella del tango «Carlos Gardel, el gran desconocido», el famoso cantante era hijo del coronel Víctor Escayola -y por tanto nieto del español Juan Escayola, natural de Sabadell- y había nacido en Tacuarembó el 21 de noviembre de 1881, seis años antes.

¿Uruguayo o francés?
En cambio, otros apuntan a una fecha de nacimiento anterior, al 11 de diciembre de 1890, y no en Uruguay sino en Toulouse (Francia). Según esta versión, su nombre verdadero era Charles Romuald Gardes y era hijo de una planchadora llamada Berthe Gardes.

De acuerdo con estos datos y versiones, Gardel podía tener 44, 47, 51 o 53 años cuando ocurrió el trágico accidente de Medellín.

Como nunca se casó, también planeó sobre su vida la duda de si era homosexual, o de si tuvo hijos ilegítimos. Aunque la cuestión que suscitó más teorías, y de lo más diversas, fue la causa que provocó el fatal accidente aéreo.

¿Un fuerte viento?
Los testigos presenciales de la catástrofe relataron que el trimotor Ford F31 en el que viajaba Gardel había iniciado la marcha en la pista de despegue del aeropuerto para emprender vuelo con dirección a Cali «cuando una violenta tormenta precipitó el aparato contra otro trimotor de la Compañía Scadtas denominado Manisalles», según publicó ABC.

Solo tres personas sobrevivieron al terrible accidente. Entre los fallecidos, además de Gardel, se encontraba el escritor y poeta Alfredo Le Pera, letrista de algunos de sus tangos más famosos, los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol (48 horas después), así como el promotor de espectáculos Henry Swartz, el empresario Celedonio Palacios y el piloto Ernesto Samper Mendoza, director de la compañía aérea Saco, sobre el que recayeron las principales sospechas.

El periodista Erasmo Silva, conocido también como Avlis, sostenía que la causa del accidente fue un incidente entre los pasajeros y el piloto del avión, que pudo ser herido de bala y muerto antes del choque fatal. Otras versiones apuntaron la posibilidad de que el piloto se encontrara ebrio, o que hubiera querido intimidar al avión de la compañía rival pasando cerca de él. Hasta se dijo que Gardel podía haber sobrevivido muy desfigurado y se ocultó en la selva. Por supuesto, ninguna de estas teorías pudo ser comprobada.

La explicación oficial sigue siendo que una fuerte ráfaga de viento fue la principal causa del desvío del avión, aunque ha sido cuestionada por el ingeniero mecánico argentino Guillermo Artana. Este investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) estudió los documentos de la época y aseguró en 2018 que la tragedia fue causada por la negligencia del piloto.

«La hipótesis del desvío que surgía más fuerte estaba vinculada a que el avión tenía tres motores, uno en el medio y uno a cada lado. Una de las posibilidades era que uno de los motores hubiera dejado de funcionar justo en el despegue. Entonces en vez de ser impulsado de manera pareja, se produjo un desbalance del lado del fallo y el avión entonces de ese modo tendió a desviarse.

Pero si eso pasaba, según el manual el piloto debería haber aportado abortado el despegue, apagar los otros dos motores y tratar de enderezar el avión. Nada de eso hizo este piloto quien parece haber insistido hasta el fin con lograr levantar vuelo», relata Artana en su análisis.

El avión se levantó a un metro del suelo hacia el final de su carrera y luego impactó sobre el otro. «Aparentemente –dice Artana-, de acuerdo a las huellas que hay, el piloto intentó corregir la trayectoria conforme como se corrigen las trayectorias en vuelo. Pero lo que tendría que haber hecho no ocurrió, que era apagar los motores». No contaba con copiloto a bordo que le hubiera podido ayudar. A juicio de Artana, en Colombia se quiso proteger la figura del piloto y por eso se dio la explicación del fuerte viento como causa del siniestro.

A Felipe Sassone le encogió el corazón la noticia de la repentina muerte de Gardel, a quien había conocido en Buenos Aires dieciocho años atrás, «cuando él podía contar treinta, aunque aparentaba muchos menos» y «acababa de inventar el tango cantado». Este escritor y periodista de ABC, que intentó sin éxito ser cantante de ópera en Italia, le oyó cantar y se reconcilió con el tango. En 1932 se lo volvió a encontrar convertido en actor de cine en los estudios de Joinville.

«¡Cómo te va, che viejo!», le saludó Gardel al reconocerle. «Yo me defiendo con esto. ¡Ah, hermano, con esto sí! Mirá, oí esta frase» le dijo antes de pronunciar una del tango que él mismo acababa de componer. Sassone recordaba que «cantaba muy bien; con una emisión segura, con una entonación perfecta, con gran expresión y sentido» y le preguntó si había estudiado.

«¡Yo, solito, no más! ¡De tanto oír a los grandes ché! ¡De tanto farrear con Titta Ruffo y con Caruso! Canto ópera también, no te vayás a creer…», le contestó. Y se empeñó en que cantaran juntos el dúo del segundo acto de «La Forza del Destino». «Andá, yo te hago el barítono. Me lo enseñó (Antonio) Scotti en Londres. ¿Te acordás de Scotti? Lo cantaba con Caruso».

«Mira que “La Forza del Destino” tiene mala pata, es de mal agüero…», se negaba Sassone. Pero Gardel insistía: «No seas sonso, supersticioso, ché. Andá, empezá».

Sassone, que disfrutó de cenas y noches alegres junto a Gardel en París, contó ésta y otras conversaciones con el famoso cantante en un memorial que escribió a su muerte en «Blanco y Negro». Quedó pendiente para siempre que Gardel aprendiera a cantar flamenco y que Sassone se fuera a Hollywood con él, como pretendía. «¡Pobre Carlos! ¿Pero cómo, ahora, en pleno triunfo, se muere este hombre de repente? ¿Cómo se ha caído del aire si este hombre bueno era un pájaro y Dios le había dado los dones del vuelo y del canto?». A Sassone solo le venían a la mente una y otra vez los versos de Dante: «Vuolsi cosí colá dove si puote cio che si vuole, e piú non dimandare»

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