Abre el primer gran cementerio para enterrar el CO2 bajo el agua
Radio Diez de Marzo comparte:
«Hoy abrimos un nuevo capítulo verde para el mar del Norte», celebró el príncipe Federico de Dinamarca en la inauguración de la fase del proyecto piloto Greensand, para almacenar dióxido de carbono (CO2) licuado mar adentro y bajo tierra. Aunque se trata de una tecnología todavía en pañales, la Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por sus siglas en inglés) ofrece ya una primera respuesta a la necesidad de proteger el clima y abre una vía de solución al problema del calentamiento. Hay tanta esperanza depositada en el almacenamiento definitivo de CO2 que el príncipe heredero del trono danés no ha dudado en poner cara al proyecto que parte del puerto de Esbjerg y ha alentado a las empresas participantes a extender este procedimiento cuanto sea necesario: «No es una opción, es un deber».
El dióxido de carbono se puede separar y licuar de los productos químicos y obtener de los gases resultantes de la quema de los combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural mediante procesos químicos y térmicos especiales. Por lo tanto, puede almacenarse bajo tierra y retirarse de la atmósfera. El gas de efecto invernadero, una vez licuado, se almacenará de forma segura y para siempre a 1.800 metros bajo el fondo del mar.
La encargada de la operación es una la planta de inyección de Nini situada en alta mar, a 200 kilómetros al oeste de la costa danesa. El consorcio liderado por el grupo alemán de petróleo y gas Wintershall Dea y la empresa química británica Ineos ha puesto en marcha una cadena de transporte para almacenar grandes cantidades de CO2 bajo el fondo del mar. Esta fase piloto de Greensand tendrá una duración de tres meses. Durante este tiempo, se transportarán 15.000 toneladas de CO2 en contenedores cisterna sobre un barco de suministro en alta mar, desde la refinería de óxido de etileno de Ineos en Amberes hasta la plataforma de alimentación del campo Nini, 800 toneladas por cargamento. La ubicación de almacenamiento es parte de un viejo campo petrolero ya agotado.
197 proyectos
No se trata de una tecnología recién aparecida. De hecho ha habido experiencia con el almacenamiento subterráneo de CO2 desde principios de la década de 1970. Las industrias del petróleo y el gas en alta mar utilizan la compresión subterránea de CO2 para aumentar el rendimiento de sus depósitos a través de una presión específica. También hay proyectos regionales en la industria química. El Global CCS Institute ha registrado 197 proyectos anteriores, pero Greensand tiene mayores aspiraciones que todos ellos: es el primero transfronterizo y nace con la ambición de aportar una respuesta global: solo en este área podrá almacenar hasta ocho millones de toneladas al año.
«La población mundial está creciendo en 85 millones de personas cada año», predice el gerente de Ineos, Brian Gilvary, «en las próximas décadas más de 8.000 millones de personas no podrán ser abastecidas solo con energías renovables. Ya no será posible utilizar combustibles fósiles sin separar el dióxido de carbono».
«Necesitamos un marco regulatorio en la Unión Europea y mecanismos de apoyo para la captura en la industria», anota el director ejecutivo de Wintershall, Mario Mehren.
Seguramente será la evolución de los precios del CO2 en el comercio europeo de derechos de emisiones el que impulsará la captura y almacenamiento de carbono. En este proyecto piloto, Dinamarca ha aportado 26 millones de euros y el resto corre a cargo del consorcio.
Dinamarca ha emitido también las primeras licencias para que las corporaciones puedan almacenar CO2 bajo el fondo del mar del Norte a mayor escala. Las empresas implicadas esperan reducir los costes en el futuro construyendo sus propios oleoductos en Europa, a través de los cuales se transportará el dióxido de carbono directamente a los lugares de almacenamiento, y la emisión de licencias europeas que faciliten legalmente el transporte.
La presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, que participó en la inauguración a través de un mensaje de video, pareció dispuesta a desbrozar ese camino. «Este es un gran momento para la transición verde en Europa», dijo, «con la primera cadena de valor completa para CCS en Europa, ustedes están demostrando que esta tecnología es real, que se puede realizar».
Críticas ecologistas
La Federación de Industrias Alemanas (BDI) considera que la captura y almacenamiento de carbono y la tecnología CCU, estrechamente relacionada y que se basa en la reutilización de CO2, serán imprescindibles a medio plazo. En los procesos del cemento y la cal, por ejemplo, las emisiones son inevitables. «Si queremos lograr la neutralidad climática, tendremos que recurrir a las tecnologías CCS y CCU», defiende Holger Loesch, subdirector general de BDI.
Las organizaciones ecologistas, sin embargo, temen que estas tecnologías disminuyan la ambición en las metas de reducción de emisiones y frenen la expansión de las energías renovables. Advierten, además, contra los peligros de posibles fugas de dióxido de carbono. «La captura y almacenamiento de carbono es una solución falsa, que no es sostenible ni libre de emisiones», critica Karsten Smid, de Greenpeace. En su opinión, la compresión de CO2 en el mar del Norte conlleva riesgos considerables. «Los campos petroleros en desuso en el mar del Norte no son un lugar apropiado para eliminar los desechos de CO2, el problema climático solo puede resolverse reduciendo drásticamente las emisiones en la fuente».
Tomado de: https://www.abc.es/sociedad/abre-primer-gran-cementerio-enterrar-co2-bajo-20230310004652-nt.html