Amen para ver a Jesús en los más pequeños, dice el Papa en el Hogar San José en Medellín
En su encuentro en la Casa Familia San José, el Papa Francisco compartió tiempo con cientos de niños abandonados o en situaciones desfavorables y se dirigió a quienes se encargan de atenderlos, para que a través del amor, siempre recuerden ver en ellos a Jesús y los acompañen en su peregrinación hacia Dios.
“Religiosos y laicos que en este y en los demás hogares reciben y cuidan con amor a estos niños que desde chicos han experimentado el sufrimiento y el dolor, quisiera recordarles dos realidades que no deben faltar porque son parte de la identidad cristiana: el amor que sabe ver a Jesús presente en los más pequeños y débiles, y el deber sagrado de llevar a los niños a Jesús”, resaltó el Santo Padre este 9 de septiembre en su visita a Medellín, en el tercer día de su viaje apostólico a Colombia.
Al llegar al Hogar San José, el Papa Francisco fue recibido por cientos de niños que le cantaron el himno de San José. Muchos de ellos lograron saludarlo, abrazándolo y algunos dándole la bendición de la cruz.
Luego, el director de la Fundación, Mons. Armando Santamaría Ortiz, dirigió las palabras introductorias y solicitó su bendición apostólica.
“Su visita como Padre nos alienta en la fe; nos enseña que los pobres son los preferidos de Dios y cuando vivimos el amor en la caridad con los débiles, tocamos la carne de Cristo”, señaló el presbítero.
La Casa Familia San José, según indicó el director, cuenta con la ayuda de 5 sacerdotes, 20 religiosas y 90 laicos que reciben a los niños “como un regalo de Dios” en sus 8 hogares y 2 casas para enfermos.
Luego del saludo de bienvenida, continuó el testimonio de Claudia Yesenia García, una niña que a los 2 años perdió a su familia en una masacre provocada por la guerrilla, en San Carlos, Antioquia. Únicamente sobrevivieron ella, su tía y otros 10 niños.
La niña, quien además estuvo hospitalizada tras recibir un disparo en el abdomen, llegó junto a su tía y los otros niños al Hogar de San José, donde acudieron a Mons. Santamaría por ayuda.
“Él nos recibió a todos en los hogares, como nuestra segunda familia. Hoy tengo 13 años y con alegría puedo contar que soy una niña feliz”, señaló.
Posteriormente, el Papa Francisco inició su discurso manifestado la alegría de su visita, pero sobre todo, agradeciendo el “valiente testimonio” de Claudia Yesenia.
“Escuchando todas las dificultades por las que has pasado me venía a la memoria del corazón el sufrimiento injusto de tantos niños y niñas en todo el mundo, que han sido y siguen siendo víctimas inocentes de la maldad de algunos”, recordó el Pontífice.
En su reflexión, dijo que también “el Niño Jesús fue víctima del odio y de la persecución” porque “tuvo que huir con su familia, dejar su tierra y su casa, para escapar de la muerte”.
“Ver sufrir a los niños hace mal al alma porque los niños son los predilectos de Jesús. No podemos aceptar que se les maltrate, que se les impida el derecho a vivir su niñez con serenidad y alegría, que se les niegue un futuro de esperanza”, sostuvo el Pontífice.
En ese sentido, aseguró a los niños que Jesús “no abandona a nadie que sufre”, como a Claudia Yesenia, que encontró en el Hogar de San José una prueba de ese amor que se hace concreto “a través del cuidado amoroso de todas las personas buenas que los acompañan, que los quieren y los educan”, y que ahora forman “parte de su familia”.
A los religiosos y laicos que trabajan en los hogares, les invitó a amar para saber ver a Jesús en los niños y llevarlos a Él. Por tal motivo, los encomendó a la protección de San José.
“Aprendan de él, que su ejemplo los inspire y los ayude en el cuidado amoroso de estos pequeños, que son el futuro de la sociedad colombiana, del mundo y de la Iglesia, para que como el mismo Jesús, puedan crecer y robustecerse en sabiduría y en gracia, delante de Dios y de los demás”, agregó el Santo Padre.
Finalmente, el Papa Francisco se comprometió a rezar por el Hogar de San José “para que en este ambiente de amor familiar crezcan en amor, paz y felicidad, y así puedan ir sanando las heridas del cuerpo y del corazón”.