Aumenta el uso de una droga que previene el VIH, pero no entre latinos
De acuerdo con los Centros para la prevención y el control de las enfermedades, más de 1.2 millones de personas en los Estados Unidos viven con la infección del VIH y uno en ocho no sabe que la tiene.
Eric Russell, de 24 años, se unió hace poco a un grupo de apoyo de salud para hombres homosexuales latinos y de raza negra no hispanos, en donde aprendió sobre la píldora para prevenir el VIH conocida como PrEP. Al principio, se resistió a la medicación, convencido que no la necesitaba y temeroso de ser estigmatizado si la tomaba.
Pero después que Russell aprendió más sobre PrEP, abreviatura de profilaxis previa a la exposición, decidió que sería una buena inversión en su salud. El hombre de Los Ángeles comenzó a tomar el medicamento este año y ahora alienta a otros jóvenes de minorías a hacer lo mismo.
“No necesariamente todas las personas te dirán su estatus [de VIH]”, dijo Russell, quien tiene Medicaid, el programa de seguro médico público para personas de bajos ingresos. “Tienes que cuidarte por ti mismo”.
A nivel nacional, el número de usuarios de PrEP aumentó de 8,768 en el 2012 a 77,120 en el 2016, un incremento anual promedio del 73 por ciento en cada uno de esos cuatro años, según nuevos datos publicados por AIDSVu.org, un sitio web sobre VIH administrado conjuntamente por la Escuela Rollins de Salud Pública de la Universidad Emory y Gilead Sciences Inc., que fabrica la píldora. Gilead le dijo a analistas financieros en julio del 2017 que 136,000 personas en los Estados Unidos estaban tomando PrEP, también conocida por su nombre de marca, Truvada.
Los beneficiarios de Medicaid en California están tomando la píldora para la prevención del VIH en un número sin precedentes. En el programa de Medicaid de California, llamado Medi-Cal, los consumidores de PrEP aumentaron de 79 en la primera mitad del 2012, el año en que se aprobó por primera vez para fines preventivos, a 3,295 al final del 2016, según un informe publicado en febrero por los Centros de Investigación de Políticas de VIH/SIDA de California.
Sin embargo, los hombres de raza negra no hispanos y los latinos han tardado en adoptar la medicación, aunque las tasas de infección por VIH en estos grupos son mucho más altas que entre los blancos no hispanos.
La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) aprobó Truvada en el 2004 para tratar el VIH. Ocho años después, se la probó para ayudar a prevenirlo. Truvada puede reducir el riesgo de contraer el virus en más del 90 por ciento, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Si se toma a diario, la presencia del medicamento en el torrente sanguíneo puede evitar que el virus se arraigue y se propague en el cuerpo. Cuesta alrededor de $1,500 al mes, pero está cubierto por Medicaid y por muchas aseguradoras privadas.
Sin embargo, persisten grandes disparidades étnicas y raciales en su uso, con mucha menos aceptación entre los inscritos en Medicaid de minorías, comparado con los blancos no hispanos.
Los autores del estudio de California encontraron que, en el 2016, la tasa de uso de PrEP entre los afiliados de raza negra no hispanos de Medi-Cal fue un 37 por ciento más baja que la tasa de blancos no hispanos, a pesar que los nuevos diagnósticos entre personas de raza negra no hispanas son cuatro veces mayores. Los latinos tuvieron la tasa más baja de uso de PrEP entre los beneficiarios de Medi-Cal, aproximadamente una cuarta parte que la de los blancos no hispanos, mientras que su tasa de nuevas infecciones fue 1.5 veces mayor.
Esa disparidad también existe en todo el país, con un uso desproporcionadamente bajo de la píldora para la prevención del VIH entre las personas de raza negra no hispanas, y los latinos.
Alrededor del 44 por ciento de las personas que potencialmente podrían haberse beneficiado de PrEP en el 2015 eran afroamericanos, pero solo el 1.4 por ciento de ellos, 7,000 de aproximadamente medio millón, tenían recetas para PrEP, según un nuevo estudio lanzado el martes 13 de marzo por los CDC. Y en un período de tiempo similar, una cuarta parte de las personas que podrían haberse beneficiado de PrEP (casi 300,000) eran latinas, pero solo alrededor del 3 por ciento de ellas (7,600) tenían recetas de PrEP, según el estudio. Entre los blancos no hispanos que eran candidatos para el medicamento, el 14 por ciento tenía recetas.
Las disparidades en el uso de la píldora para prevenir el VIH también son geográficas. Casi la mitad de todos los usuarios de PrEP viven en cinco estados que representan el 37 por ciento de la población del país (California, Florida, Nueva York, Illinois y Texas), según AIDSVu. La mayoría de los nuevos diagnósticos de VIH, el 52 por ciento, se registran en el sur.
Los investigadores de California citaron varias posibles razones que explican las disparidades raciales y étnicas, que incluyen: la falta de conocimiento sobre PrEP, el estigma que se cree puede acarrear tomarla, la desconfianza de los médicos y una comprensión inadecuada —o negación— del riesgo de VIH. También encontraron disparidades por edad, con un uso mayor entre personas de 25 años o más.
El informe se basó en datos del 2012-16 del Departamento de Servicios de Atención Médica de California, que gerencia Medi-Cal. Los autores dijeron que estudiar el uso de PrEP entre pacientes de Medicaid es importante porque son particularmente vulnerables a la infección por VIH y “podrían beneficiarse más de las intervenciones de políticas de salud pública para apoyar la aceptación” de este medicamento preventivo.
Las disparidades étnicas y raciales que revelan los datos son un hallazgo importante debido al papel que puede jugar la píldora para ayudar a reducir nuevas infecciones, dijo Nina Harawa, profesora asociada de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA y autora principal del estudio.
“Estamos en este punto en el que es realmente posible cambiar el rumbo de las nuevas infecciones”, dijo Harawa. “PrEP representa una gran parte de la estrategia para eventualmente llegar a cero nuevos casos de VIH. Necesitamos asegurarnos que los recursos para PrEP se usen de forma inteligente y lleguen a las personas adecuadas”.
Con la esperanza de fomentar un uso más amplio del medicamento, California eliminó una norma en el 2014 que requería que los médicos solicitaran una preautorización para recetarla. Funcionarios de salud del estado dicen que la decisión ayudó a aumentar el número de recetas. Dos años más tarde, otra ley exigió que se proporcionara información sobre PrEP a las personas cuyas pruebas de VIH fueran negativas.
Tony Cava, portavoz del Departamento de Servicios de Atención Médica de California, dijo que el aumento en las recetas de PrEP también se puede atribuir a la divulgación por parte de grupos de defensa y la difusión de materiales educativos en áreas con residentes en alto riesgo de VIH.
Se necesitan más recursos para “redoblar esfuerzos y llegar a las comunidades afectadas”, dijo Craig Pulsipher, otro autor del estudio y especialista en asuntos estatales de APLA Health, que patrocinó el grupo al que asistió Eric Russell.
Esos esfuerzos dieron resultados en Nueva York, en donde el número de inscritos en Medicaid que utilizan PrEP aumentó más de 300 por ciento desde julio del 2013 a junio del 2015, siguiendo una iniciativa estatal para educar a médicos y pacientes sobre este medicamento, según un estudio publicado por los CDC en el 2015.
Los médicos juegan un papel importante en la captación de personas para PrEP, dijo Pulsipher.
“Oímos con frecuencia sobre proveedores que aún no están familiarizados con PrEP o que no están dispuestos a recetarla”, dijo. “Si vives en West Hollywood, puedes caminar por la calle” y encontrarás un médico dispuesto a recetar Truvada. “Si vives en el sur de Los Angeles, el acceso es muy diferente”.
El año pasado, el Centro LGBT de Los Ángeles lanzó una campaña para educar a hombres homosexuales y bisexuales de raza negra no hispanos y latinos, así como a mujeres transgénero, sobre el medicamento para prevenir el VIH. La campaña comenzó con voluntarios distribuyendo información sobre PrEP en bares de West Hollywood, y continuó en muestras de arte y conversaciones con personas en encuentros sobre el orgullo gay y otros eventos, dijo Paul Chávez, gerente de la campaña.
“Lo que encontramos en nuestro trabajo comunitario fue que mucha gente no sabe que Truvada existe”, dijo Chávez.
Dijo que los trabajadores comunitarios deben ganarse la confianza de las personas que no siempre se han sentido cómodas buscando atención médica, y mucho menos se han preocupado por prevenir el VIH. “Acceder a la atención médica puede ser abrumador. Punto”, dijo Chávez. “Encima agregas estas capas, y las barreras comienzan a acumularse”.
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