BICICLETA, LA NUEVA NORMALIDAD
Por Manuel Saa
@manuelsaa64
La humanidad pasa hoy el momento más difícil de los últimos 70 años y, probablemente uno de los más duros de la historia del ser humano, todo por cuenta de la pandemia de coronavirus que nos afecta desde finales del año pasado.
Después de más de 2 meses de aislamiento preventivo, se ha iniciado tímidamente la apertura de algunos sectores económicos, a partir del próximo primero de junio aceleraremos este proceso y si queremos que sea exitoso, debemos buscar que, esta nueva etapa, no signifique un fuerte disparo del número de contagiados y fallecidos, que nos obligue a volver al confinamiento.
Esto último haría que el golpe a la economía, al empleo y a la calidad de vida de la clase media y los más vulnerables, fuera aún más duro.
Según el instituto nacional de salud, montar en bicicleta es, junto con caminar en la vía pública y el estar en casa, una de las actividades de más bajo el riesgo de contagio de COVID. En contraste, el transporte público es considerado por este mismo informe, dentro de la categoría muy alta en la probabilidad de contraer el virus.
Popayán, aún, es una ciudad manejable que permitiría a mucha gente moverse en bicicleta y así descongestionar los sistemas de transporte público, permitiendo que sean usados por aquellos quienes, por su condición de salud o edad, no pueden o no deben hacer uso de la bicicleta como medio de transporte.
Por todo lo anterior, me atrevo a proponer que, durante los meses de junio, julio y agosto, se cree una RED de bici-carriles temporales, que permitan a los habitantes de Popayán, transportarse en bicicleta de forma segura, para acercarse a sus lugares de trabajo y para ir a hacer las compras necesarias para el diario vivir.
Un carril de 2 metros de ancho, en ciertas vías, permitiría a los ciclistas moverse con seguridad, sin estar expuestos a los accidentes con vehículos automotores y motocicletas. Este riesgo, que hoy existe, hace que mucha gente piense dos veces antes de emprender un traslado en estos vehículos por la ciudad.
También, sería necesario adelantar una vigilancia privilegiada sobre estos bici-carriles para evitar que los usuarios de esta infraestructura sean víctimas de hurto o atropello por parte antisociales, así como para evitar que algunos, conductores de vehículos y motocicletas, utilicen los bici-carriles de forma abusiva poniendo en peligro a quienes se transportan en los velocípedos.
Estos bici-carriles deberían ser exclusivos para bicicletas y triciclos impulsados por la fuerza humana, sus pares que cumplan con la regulación de ser asistidos por un motor eléctrico y que no superen la velocidad de 25 km/h y por patinetas eléctricas que cumplan con la misma restricción de velocidad.
Finalmente, para hacer viable esto se deberá crear con prontitud una red de ciclo parqueaderos que permita a los usuarios dejar con tranquilidad su vehículo en las cercanías de su sitio de trabajo o del comercio en donde realizarán el abastecimiento.
Ojalá la administración municipal y los gremios productivos de la ciudad puedan buscar un espacio para esta forma de transporte que es además económica y ecológica. Se podría evitar muchos contagios en el transporte público.