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Cómo el ‘terrorismo’ de las fresas agujereó toda una industria y puso en vilo a un país entero

La crisis de las fresas, que se han convertido en un peligro vital en Australia por la presencia de agujas dentro, sigue siendo un dolor de cabeza para la Policía, que aún tiene más preguntas que respuestas.

A mediados de septiembre, de las estanterías de los supermercados australianos comenzaron a desaparecer las fresas. Las bayas fueron retiradas de la venta después de que un residente de Queensland de 21 años se tragara la mitad de una aguja que estaba dentro de una fresa y fuera hospitalizado con dolor agudo de estómago.
Los casos de la inserción de agujas dentro de fresas empezaron a registrarse por todo el país y al menos seis productores australianos de la industria fresera retiraron su mercancía de la venta como medida de precaución. Actualmente, la Policía investiga más de 100 reportes de bayas adulteradas, aunque muchos de ellos se consideran falsos o casos de imitación, detalla el medio local News.com.au.
Desde que estalló el escándalo, los australianos evitan comprar fresas y la zozobra generada entre la población ha desembocado en el sabotaje de este producto. El vicepresidente de la Asociación de Productores de Fresas de Queensland, Adrian Schultz, señaló que lo que comenzó como un acto único de “terrorismo comercial” puso de rodillas a una industria multimillonaria.
El 13 de septiembre una residente de Queensland afirmó que encontró tres agujas en tres fresas luego de que su hija de 10 años encontrara la primera al intentar comerse una baya. El 16 de septiembre, una niña de 7 años mordió una fresa con una aguja dentro, pero afortunadamente no resultó herida. El hecho tuvo lugar en la ciudad de Adelaida.

El 17 de septiembre, un hombre de la ciudad de York denunció ante la Policía que había encontrado una aguja en el fregadero después de lavar las fresas. El 18 de septiembre, medios locales incluso reportaron que una mujer halló una aguja insertada en una manzana que compró en un supermercado de Sídney, y también hubo reportes de que la Policía de Queensland detuvo a una anciana con problemas mentales cuando trataba de introducir una aguja en un plátano.
El ‘terrorismo’ de las fresas marcó toda una tendencia peligrosa y las autoridades de Queensland ofrecieron 100.000 dólares australianos de recompensa a quien facilite cualquier información que ayude a detener a los responsables. El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha anunciado que el Gobierno buscará aumentar la condena por manipular los alimentos desde 10 hasta un máximo de 15 años de prisión y en ese sentido comparó a los autores de las manipulaciones con la comida con quienes financian el terrorismo o poseen pornografía infantil.
Este miércoles la Policía ha anunciado que detuvo a una niña de 12 años que confesó que había insertado una aguja en una fresa en el colegio y se lo mostró a sus amigos como una broma.
Si bien su caso se parece a uno de imitación del delito del que habla toda Australia, los agentes aún siguen sin saber quiénes empezaron a agujerear las fresas. Tampoco se conocen los motivos.

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