Día histórico. Hoy vuelve el América de Cali a jugar en la A
Fue más que una horrible noche. Fueron 1.825 interminables noches masticando la frustración y viendo pasar el tren de la A sin tener boleto. ¡Cinco veces! Parados en la estación correcta, en el punto señalado, a la hora precisa. Demasiados intentos fallidos hasta aquella tarde del domingo 27 de noviembre cuando un triunfo 2-1 sobre Quindío le puso el sello al regreso a la primera A. Cinco años y un mes hasta hoy, cuando ‘La Mechita’ volverá a ser ‘La Mechita’ en su regreso oficial a la primera división contra Rionegro Águilas.
Parece mucho, pero tal vez no fue tanto; tal vez era el tiempo justo para que América aprendiera las lecciones de humildad, sensatez y responsabilidad que ya no va a olvidar incluso si llegara a repetirse la tragedia –porque eso es el descenso, se los puedo asegurar–.
Había que sufrir para aprender a bajar la cabeza. Hubo muchas sombras, mucha plata y gente rara, presiones de todos los calibres y una sucesión de ilegalidades en algunos de los 13 títulos que constan en la historia y que ningún rojo de corazón quería reconocer. Tenían que pasar estos cinco años y cada una de las humillaciones para que el acto de contrición fuera auténtico.
Y de humillaciones sí que vivimos. Viene a la memoria aquella de 2012, cuando en el ‘triple match point’ que tuvo Eduardo Lara para que superar el descenso en el primer año, vinieron Alianza Petrolera, Cúcuta y el propio demonio arrogante del América para asegurar un año más de condena.
¿Aprendimos? ¡Que va! Luego pretendimos que Diego Umaña, que ya había sido campeón, iba sacar del sombrero el ascenso. Y lo intentó, claro. Pero su apoyo eran un par de brasileños que pasaron felices en Cali pero a quienes se les olvidó que habían ido a jugar fútbol, y el disperso Martín Arzuaga. Otro año más de dolor.
Hubo que sacrificar en el proceso a los técnicos Salvador Suay (¿quién?) y John Jairo López para volver a morder el polvo de la mano de Luis Augusto ‘Chiqui’ García. Un cuadrangular hechizo, descaradamente inventado para ascender al América, terminó en un dolorosísimo ridículo que sólo logró atenuar un gol con la mano de Marco Lazaga para el Cúcuta. ¿Resultado? Otro año más en el sótano. Y entonces se fue la confianza y con ella el patrocinio y hubo que mirar a la casa, con Fernando Velasco y Alberto Suárez, quienes sólo enfatizaron el fracaso.
Faltaba la lección de sensatez. Y vino de la mano de Tulio Gómez, un hombre de negocios que hizo lo que sabía al convertirse en máximo accionista del América: administrar. Después, le entregó a otro que sí sabía de fútbol el futuro deportivo: Hernán Torres.
Le pregunté, sólo para asegurarme que compartíamos este mismo temblorcito previo al debut de hoy contra Rionegro. “La sensación después de cinco largos años en la B y ahora por fin el primer partido en la A es de mucha satisfacción y mucha alegría. Saber que vamos a volver a jugar contra grandes equipos y de nuevo en grandes estadios como el Metropolitano, El Campín… Dios quiera que nos vaya bien todo el semestre, que podamos pelear el campeonato y que estemos siempre en los primeros lugares. La historia y la hinchada de este equipo así lo exigen”, dijo. Respiro. Creo.
Y fue así como aprendió la tercera lección: nos volvimos responsables. “En lo deportivo he confiado mucho en las decisiones de Hernán Torres y lo he respaldado en todo porque es un hombre serio, honrado, trabajador, que sabe. Él trabaja tres o cuatro días a la semana a doble jornada y se mantiene al tanto del equipo permanentemente. Cada jugador que ha llegado o se ha ido es por decisión de él. Confío en él y en el equipo y sé que vamos a ser protagonistas. Se está trabajando muy duro y con mucha conciencia y cuando se hace así, los resultados llegan porque llegan”.
Fueron cinco años, como en la escuela, hasta la graduación de hoy. Sufrimos con paciencia el matoneo del ‘Abérica’, el del boletín del consumidor (“sube la papa, el plátano, todo menos el América”) y el del niñito que pregunta: Mamá, ¿Por qué no está América en el diccionario? “Busca por la B”. ¡Hasta aprendimos a fingir que nos parecía chistoso!
Y volvimos. Válgame Dios que volvimos. El rival de hoy es Rionegro Águilas, tal vez no el más taquillero, tal vez el que eligió la fortuna para bajarnos la presión y alimentar la ilusión. Pero vendrán Nacional, Millonarios, Junior, Cali… y en cualquier cancha del país habrá miles –porque siempre hemos sido miles– de hinchas americanos gritando por fin: ¡presente! Lo sensato es acostumbrarse y prepararse para sufrirnos. Quedan advertidos.
América vuelve porque se lo merece, porque era justo, porque se extrañaba y porque el papel secundario no es el destino de los grandes. Ahora es nuestro turno de sonreír. Lo ensayamos cinco años hasta que aprendimos a hacerlo bien.
Rionegro Águilas enfrentará por primera vez al América de Cali
El debut para ambos equipos en la Liga será este sábado a las 5:00 de la tarde. El conjunto antioqueño viajó con la meta de traerse los primeros tres puntos.
A Rionegro Águilas llegaron: Ernesto Hernández, Edwin Peraza, John Valencia, Álvaro Angulo, Juan Esteban Ortiz, Jhon Javier Restrepo, Jhon Varela, Denis Gómez, Juan Suescún y Roque Caballero.
Mientras que los jugadores que salieron fueron: Pablo Torresagasti, Jhon Fredy Zea, Felipe Baloy, César Mena, Roberto Chen, Kevin Londoño, Jaime Córdoba, Juan José Mezú, Antony Otero, César Amaya y Jhony Cano.
Es decir, llegaron 10 y salieron 11. Casi todo un equipo nuevo fue el que pidió el técnico Néstor Otero, aunque en la nómina titular para jugar contra América se mantiene una base de al menos seis jugadores del año pasado.
Para Fabio Rodríguez comenzar contra América de Cali le da un tinte especial a la primera fecha, expresó que espera que todos estén muy ‘finos’ y se puedan traer los tres puntos del Pascual.