El misterio de Sheikha Latifa, la princesa de Dubái que fue secuestrada tras intentar fugarse de su país y está desaparecida
“Si están viendo este video no es una cosa muy buena. (Significa que) estoy muerta o en una situación muy, muy, muy mala”.
Ese es parte del mensaje grabado por la princesa Sheikha Latifa, una de 30 hijos del jeque Mohammed bin Rashid al Maktoum de Dubái, pocos días antes de emprender una audaz escapada de su país que había planeado durante siete años.
El video fue grabado en secreto, a manera de garantía, en caso de que le ocurriera algo y sus amistades lo pudieran divulgar. Aunque se manifestó 99% segura del éxito de su plan, las cosas no salieron como esperaba.
Ese video es la base de un documental que la BBC trasmitió este 6 diciembre llamado “Escape de Dubái: el misterio de la princesa desaparecida”.
Indultan a Matthew Hedges, el marido de la colombiana Daniela Tejada que estaba condenado a cadena perpetua por espionaje en Emiratos Árabes
La mujer “ideal”
No era la primera vez que la princesa Latifa intentaba escapar la estricta “jaula dorada” de las mujeres de la clase gobernante en su país. En 2002, cuando tenía 16 años, logró burlar a sus cuidadores, pero fue capturada pocos días después en la frontera. Según dice en el video, estuvo “presa” casi tres años y medio tras haber sido torturada y abusada.
Para el mundo exterior, la princesa era la modelo ejemplar de la nueva mujer que busca proyectar Dubái -una ciudad que conforma uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, EAU, inmensamente ricos en petróleo.
Como hija del jeque Mohammed bin Rashid al Maktoum, líder de Dubái, primer ministro de los EAU y uno de los hombres más acaudalados, poderosos e influyentes del planeta, Latifa vivía rodeada de un lujoinimaginable.
Según Tiina Jauhiainen, una entrenadora física finlandesa que se convirtió en su amiga de confianza, la princesa, su madre y dos hermanas vivían en un palacio con piscinas, al menos 100 empleados y todo las atenciones a la mano.
Latifa aprendió a hacer paracaidismo y salía en los videos promocionales producidos por el Estado realizando sus piruetas en el aire como símbolo de la libertad y felicidad de las que supuestamente gozan las mujeres en los Emiratos.
Pero todo es “una farsa” sostuvo Latifa en el video.
“No puedo conducir un auto, no puedo viajar, no he salido desde el año 2000, no me dejan. He pedido estudiar y me lo niegan”, aseguró.
Según activistas internacionales, los UEA se promueven como una de las sociedades más igualitarias, donde las mujeres tienen de los mismos derechos que en Occidente.
El caso de las 8 princesas de Emiratos Árabes Unidos condenadas por trato degradante a sus sirvientas
Sin embargo, predomina la ley islámica sharia. Los tribunales familiares ordenan que las mujeres tienen que obedecer a sus esposos, quienes pueden castigarlas, golpearlas o apresarlas, y todo eso amparados por la ley.
“Tenemos conductores designados, no puedo entrar en el auto de nadie más, el conductor tiene que saber a donde voy. Esa es mi vida. Muy restringida”, se quejó Latifa en el video.
“Mi padre tiene una imagen de ser moderno y toda esa mierda. Son puras relaciones públicas”, insistió.
Imagen cultivada
El jeque bin Rashid al Maktoum ha cultivado una imagen muy cuidadosa. Patrick Nixon, exembajador británico en la región describió al jeque como “carismático, dinámico, con cierto encanto pero muy determinado”.
“Es un personaje muy público que sale en la prensa todo el tiempo. Sabe lo que quiere, cómo obtenerlo y quiénes le pueden ayudar para lograrlo”, recalcó a la BBC.
Es el motor de una revolución que ha transformado a Dubái por completo, con modernos e imponentes rascacielos, lujosas islas artificiales donde los ricos del norte de Europa pasan el invierno boreal. Un “Las Vegas del Medio Oriente”, “hedonista”, “con un poco de todo”, comentó Rhothna Begum, de la organización Human Rights Watch.
Dubai Silicon Oasis, el parque tecnológico con el que la “joya de Oriente Medio” busca convertirse en un centro de innovación mundial
Creó además el imperio ecuestre más grande del mundo y, frecuentemente, se le ve de cubilete y sacoleva, codeándose con la realeza británica en las célebres carreras de Ascot, Inglaterra.
Allí tiene una mansión de unos US$95 millones y es el mayor terrateniente en Reino Unido.
“El jeque es una marca internacional”, señaló el periodista Sean O’Driscoll. “Pero, en Dubái, hay control completo. No se puede escribir nada negativo sobre el emirato y no hay nada que el estado no haga para desprestigiar a quien lo haga”.
Un ejemplo de los extensos tentáculos que tiene el régimen para reprimir a quien quiera liberarse de ese completo control y ponga en entredicho la imagen pública del emirato, fue lo que le sucedió a la hermana de Latifa, la princesa Shamsa, en el 2000.
Mohammed bin Rashid al Maktoum decidió pasar ese verano en su mansión en Inglaterra para estar cerca de las carreras de caballos y Shamsa formó parte del séquito, contó Latifa en su video.
El desplazamiento se hacía en jets privados, luego en helicópteros y todos tenían sobrenombres codificados y guardias personales. “Shamsa odiaba eso. Se quejaba de la jaula de oro”, comentó Stuart Millar, un periodista del diario británico The Guardian, que documentó el episodio.
Cansada de no tener las “libertades del mundo civilizado”, según Latifa, Shamsa logró escabullirse y se mantuvo escondida por varias semanas, hasta que los hombres de su padre la rastrearon hasta la ciudad de Cambridge.
La “agarraron y la metieron en un auto gritando, de ahí en helicóptero a Francia y de Francia a Dubái, drogada”, dijo Stuart Millar.
El operativo tenía el sello de un secuestro, un grave delito en Reino Unido. A pesar de que la policía de Cambridge lanzó una investigación, necesitaba viajar a Dubái para entrevistar a Shamsa.
La solicitud para el viaje pasó por la Cancillería británica y ahí murió el asunto. “No se sabe qué pasó pero sabemos que hubo presión”, aseguró el periodista.
Textos y foto tomadas de Publicada en BBC Mundo