El sorprendente factor que aumenta el riesgo de sufrir alzhéimer
Aparte de tu composición genética, pocas cosas están definitivamente vinculadas a la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones degenerativas del cerebro. A diferencia de las del corazón, que se ven afectadas por comportamientos como la dieta, el ejercicio o el tabaquismo, la ciencia no ha documentado muchos factores de riesgo que hagan que este órgano sea más vulnerable a la demencia, aunque haya indicios de que cosas como la actividad física o los juegos de memoria podrían ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo.
Pero en un estudio publicado en la revista ‘Neurology’, los investigadores dirigidos por la doctora Zoe Arvanitakis, directora médica de Rush Memory Clinic en Rush Alzheimer’s Disease Center, descubrieron evidencias de que la presión arterial puede ser una de esas causas de riesgo.
Es una confirmación
Estudios previos han indicado que la presión arterial alta es una posible causa para padecer demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer, pero hay pocas investigaciones que exploren cómo esta, especialmente entre las personas mayores, afecta los tejidos del cerebro. En el estudio, Arvanitakis y sus compañeros midieron la presión arterial de casi 1.300 personas de entre 59 y 102 años y las revisaron hasta que fallecieron, una media de ocho años después de inscribirse.
Los científicos realizaron autopsias en el cerebro para documentar la presencia de lesiones cerebrales, incluidos los signos de alzhéimer, que se caracteriza por la presencia de placas de proteínas conocidas como amiloide y marañas de fibrillas nerviosas muertas conocidas como tau.
Cuida tu tensión
La hipertensión es una asesina silenciosa. Es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular que padece más del 40% de la población adulta española y de la cual una tercera parte lo desconoce. Las enfermedades hipertensivas son las que más han aumentado en los últimos diez años, doblando el número de defunciones debido a esta causa, ya que, mientras en 2004 representaban el 5% de los fallecimientos cardiovasculares, ahora son ya el 10%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según datos de la World Hypertension League, 1.500 millones de personas la padece en todo el mundo y 11 millones las que lo sufren en nuestro país. La Asociación Estadounidense del Corazón dice que la ideal debería ser de 120/80 mmHg o menos. Durante la investigación, la media fue de aproximadamente de 134/71 mmHg, considerada prehipertensiva.
Las personas con mayores niveles durante el período de estudio tendieron a tener más lesiones cerebrales, conocidas como infartos, que son áreas del tejido cerebral muerto que han perdido su suministro de sangre. Estos pueden provocar accidentes cerebrovasculares, aunque muchos no se detectan. También mostraron más ovillos tau, aunque no hubo diferencias significativas en la otra característica de esta enfermedad, las placas amiloides.
De hecho, un aumento en la presión sistólica (el número de presión arterial máxima) de 134 mmHg a 147 mmHg se relacionó con una probabilidad 46% mayor de tener uno o más infartos cerebrales, aunque se necesita investigar más. “Creemos que es plausible biológicamente que la hipertensión pueda causar infartos cerebrales en etapas más avanzadas”, afirma Arvanitakis.
Más investigaciones
El estudio proporciona más evidencias de que la presión arterial puede ser uno de los muchos factores que contribuyen al envejecimiento de los procesos cerebrales, incluida la formación de lesiones y características distintivas de enfermedades como el Alzheimer. Arvanitakis asegura que junto con su equipo planean continuar analizando los datos de los participantes para comprender mejor cómo la hipertensión afecta al cerebro, incluyendo, por ejemplo, si aquellos que la redujeron durante la investigación pudieron reducir la formación de infartos.
La mayoría de los participantes tomaban medicamentos para mantener su presión arterial bajo control, pero las lecturas más altas, incluso si no eran excesivas, se asociaron con más lesiones. “Estamos hablando de la presión media, no alta y de lo que puede hacer a este órgano”.
Hasta que se estudie más, Arvanitakis dice que los resultados deberían alentar a las personas a concentrarse en mantener la presión sanguínea saludable no solo para su corazón, sino también para la salud del cerebro.
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