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El trabajo no siempre es salud

La carga horaria, el ambiente laboral, el rol del jefe, los bonos salariales y otras tantas cuestiones entran en juego a la hora de determinar cuán beneficioso o perjudicial es un empleo. Una pregunta que no deben dejar de hacerse quienes persiguen el bienestar.

‘Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida’, dice la frase del filósofo chino Confucio. Si bien hacer algo que uno disfruta siempre implica un mayor bienestar general, la realidad es que no todos pueden elegir su trabajo y, aún eligiendo, es posible `caer’ en ambientes laborales que se transforman en una pesadilla. Incluso uno mismo puede convertir un trabajo agradable en una insoportable carga cuando se autoimpone presiones innecesarias, metas inalcanzables o competencias desmedidas.­
La salud mental en el lugar de trabajo fue precisamente el tema central de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).­
Entre los principales factores que se tomaron en cuenta para la elección de este enfoque influyeron el hecho de que durante la vida adulta pasemos gran parte de nuestro tiempo en el trabajo, sumado a que un entorno laboral adverso puede conducir a problemas físicos y psíquicos, consumo nocivo de sustancias y de alcohol, ausentismo y pérdidas de productividad.­
Con el objetivo de contrarrestar la alta carga que representan en la actualidad la depresión (con más de 300 millones de afectados en el mundo) y los trastornos de ansiedad (con más de 260 millones), la OMS alentó a empresarios y directivos a poner en práctica iniciativas para promover la salud mental en el entorno laboral y prestar apoyo a los empleados que padecen trastornos mentales. El argumento más sólido es que mediante estas acciones “no solo se obtiene una mejora de la salud del personal, sino que también se produce un aumento de la productividad”.­
“Hay muchos factores del entorno laboral que pueden afectar la salud mental. En la mayoría de los casos, los riesgos que conllevan se deben a una interacción inadecuada entre el tipo de trabajo, el entorno organizativo y directivo, las aptitudes y competencias del personal y las facilidades que se ofrecen a éste para realizar su trabajo”, advierte la OMS.­
Por ejemplo, puede ocurrir que una persona tenga las aptitudes necesarias para llevar a cabo sus tareas pero no disponga de suficientes recursos o no reciba el apoyo que necesita debido a las prácticas de gestión y administración de la empresa, detalla la entidad sanitaria internacional.­
Entre los riesgos que un trabajador puede encontrar para su salud mental en el ambiente laboral, la OMS enumera: políticas inadecuadas de seguridad y protección de la salud; prácticas ineficientes de gestión y comunicación; escaso poder de decisión del trabajador o ausencia de control de su área de trabajo; bajo nivel de apoyo a los empleados; horarios de trabajo rígidos; y falta de claridad en las áreas u objetivos organizativos.­
“Los riesgos también pueden guardar relación con el contenido del trabajo. Por ejemplo, puede que las tareas asignadas a una persona no se adecúen a sus competencias o que la carga de trabajo sea permanentemente elevada”, añade.­
También incluye como un importante factor que pone en peligro la salud mental el acoso psicológico y la intimidación en el trabajo, causas frecuentes de estrés laboral y otros problemas físicos y psicológicos.­
¿CUESTIÓN DE HORAS?­
La cantidad de horas que uno le dedica al trabajo parece tener influencia directa sobre la salud mental y física. Así lo postuló un reciente estudio de la Universidad Nacional Australiana, que llegó a la conclusión de que trabajar más de 39 horas por semana tiene el potencial de `erosionar’ el bienestar psicofísico. ­
“Las largas jornadas laborales les dejan a los trabajadores menos tiempo para alimentarse bien y ocuparse de sí mismos correctamente”, expresó la autora principal del estudio Huong Dinh, de la Escuela de Investigación de la Salud de la Población, perteneciente a la universidad australiana.­
“Esto es así en especial para las mujeres, que deberían limitar su jornada laboral a no más de 34 horas semanales, mientras que el límite para los hombres sería de 47 horas”, añadió la investigadora, quien justificó esta diferencia en que los hombres suelen pasar menos tiempo haciendo las tareas domésticas.­
“Dadas las demandas extra que deben afrontar las mujeres, es imposible que trabajen la larga cantidad de horas que a menudo esperan los empleadores a menos que comprometan su salud”, aseveró Dinh.­
EL AMBIENTE­
Otro estudio realizado en Reino Unido reveló que había más marcadores biológicos de estrés en personas que pasaban de estar desempleadas a tener un trabajo malo que aquellas que seguían desempleadas.­
“Trabajar en un empleo malo no es bueno ni para la salud física ni para la salud mental. Y esto es aceptado por la mayoría de las personas. Sin embargo, persisten frases como `Al menos tenés trabajo’ o `Cualquier trabajo debe ser mejor que no tener ninguno’, porque la gente asume que lo peor que puede haber para la salud es estar desempleado. Pero no muchos ponen a prueba este concepto”, resumió el profesor de sociología médica Tarani Chandola, de la Universidad de Manchester.­
Estos indicadores biológicos de estrés son un peligro porque muestran que la persona puede desarrollar enfermedades metabólicas o cardiovasculares, según el estudio.­
En tanto, una encuesta llevada adelante por la corporación estadounidense RAND puso de manifiesto la importancia del jefe en el ambiente laboral. “Un jefe que brinda su apoyo a los empleados puede disminuir a la mitad la cantidad de interacciones hostiles en el ambiente de trabajo”, resaltó Nicole Maestas, coautora del estudio y profesora de Políticas de Salud en la Escuela de Medicina de Harvard.­
“La cúpula de una organización fija el tono sobre qué valora y qué tolera esta cultura en cuanto a comportamientos y códigos de conducta, y esto se transmite hacia abajo a todos los niveles”, agregó.­
LOS PREMIOS­
Es común que ciertas empresas busquen incentivar a sus empleados mediante la entrega de bonos salariales a quienes se destaquen en su labor. Sin embargo, investigadores de la Escuela de Negocios de Norwich de la Universidad de Anglia del Este ponen en duda sus beneficios para la salud.­
En concreto, la investigación encontró que los bonos de acuerdo a rendimiento motivaban bastante a los empleados, además de que aumentaban su satisfacción laboral. Lo triste fue que al establecer esta condición, los trabajadores cayeron más fácilmente en estrés y en problemas de salud que vienen como consecuencia.­
Los autores del estudio sugirieron que usar los bonos es una forma de explotación, pues se provoca que los empleados vayan más allá de sus límites para beneficiar a la compañía.­
“Al atar el rendimiento de los empleados a incentivos financieros, los empleadores mandan señales de que requieren de esfuerzo extra para pagar más. A partir de esto los empleados se sienten obligados a trabajar más arduamente”, aseguró el autor del estudio, Chidiebere Ogbonnaya.­
“Aunque los empleados pueden valorar estas ganancias como algo bueno, podría incluso ser considerado como explotación”, sostuvieron. Como mensaje, apuntaron que los empleadores deberían reconsiderar si este tipo de incentivos son un estímulo positivo o si solo es un paso más rápido para seguir con la rotación de personal.­
DESPUÉS DE JUBILARSE­
Por su parte, investigadores de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, advirtieron que quienes vayan a jubilarse deberían considerar la posibilidad de un “empleo puente”, a modo de transición a la jubilación total.­
Las ventajas se sustentan en que las personas que continúan realizando alguna actividad en su campo de experiencia después de jubilarse suelen disfrutar de una mejor salud física y mental que la de quienes dejan de trabajar completamente o pasan a otra área de trabajo. El equipo de investigadores descubrió que la gente que pasó por cierto tipo de empleo puente tenía menores tasas de enfermedades cardíacas como hipertensión arterial, cardiopatía, diabetes y artritis durante el período de estudio que aquellos individuos que pasaron directamente al retiro total. Además de su mejor salud física, los “trabajadores puente” también tendieron a padecer menos problemas de salud mental, tales como la depresión. Sin embargo, los mismos beneficios de salud mental no fueron vistos cuando los jubilados realizaron trabajos de medio tiempo en otros campos distintos a los de su experiencia. “Posiblemente porqué muchas de esas personas podrían haber aceptado esos trabajos por necesidad financiera más que por una elección”, explicó el autor.­
En general, precisó, un `trabajo puente’ podría ayudar a los adultos mayores a mantener los estilos de vida activos que tuvieron durante sus carreras y reducir cualquier estrés que podrían experimentar por la transición a la jubilación. ­
Desde el punto de vista de la salud mental, enfatizaron que el trabajo puente podría ayudar a permitir que las personas mantengan parte del “rol de identidad” que formaron durante sus carreras.

Textos y foto de  Diario de Argentina. Escrito por Agustina Sucri

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