En Hong Kong las cartas no fueron para Papá Noel
Hong Kong, región semiautónoma del sur de China, vive su mayor crisis política desde hace más de 20 años con acciones de protesta casi diarias. Las manifestaciones empezaron en oposición a un proyecto de ley que autoriza las extradiciones hacia China. El texto fue suspendido, pero la gente sigue en las calles.
En esta Navidad las cartas en Hong Kong no fueron escritas para Papá Noel, sino para los manifestantes que desde hace más de 10 meses se tomaron las calles de la ciudad para exigir libertad y un trato digno por parte del gobierno chino, y que hoy permanecen retenidos por las autoridades o heridos a causa de los enfrentamientos con estas. Según datos oficiales, más de 6.100 personas, de entre 11 y 84 años, han sido arrestadas desde el 15 de marzo de 2019, fecha en la que detonaron las protestas en rechazo a un polémico proyecto de ley de extradición que amenazaba la autonomía de esta excolonia británica y que finalmente terminó hundiéndose debido a la fuerte presión de la ciudadanía.
Pero el levantamiento social no se detuvo allí: las protestas mutaron y el pueblo hongkonés exigió, tras la caída de la reforma de extradición, un mayor respeto por parte del gobierno chino a su autonomía. De la misma manera la violencia también mutó y se hizo más desenfrenada. Según las autoridades hospitalarias, más de 2.600 personas ingresaron con lesiones relacionadas con las protestas a centros de asistencia médica durante el año.
Escribir a las personas heridas o arrestadas durante estos meses de disturbios durante las fiestas se convirtió en uno de los mayores actos de consuelo, resistencia y empatía de los hongkoneses durante esta crisis, aunque los ciudadanos, de todas maneras, ya habían demostrado sus capacidades para protegerse los unos con los otros frente a la represión del gobierno. “Te amamos. Te esperamos. Te apoyamos”, dice una de las cartas. “Ten en cuenta que no estás solo”, se lee en otra.
También hay mensajes más largos, como el de Ally Lai, una joven estudiante de la Universidad de China, quien le contó el suyo al South China Morning Post: “Creo que muchos hongkoneses no sienten el calor este invierno. Pero mientras los que tienen las mismas creencias se unan, al menos no estamos solos”, dijo dirigiéndose a los detenidos. Los mensajes son escritos por ciudadanos de todas las edades. Incluso desde diferentes partes del mundo, como Canadá y Reino Unido, han llegado misivas, que son recolectadas por organizaciones sin fines de lucro, como Spark Alliance HK, encargadas finalmente de llevar las tarjetas a sus destinatarios en prisión.
Para muchos las tarjetas más significativas son las escritas por los llamados “trabajadores de cuello blanco”: los abogados, ejecutivos y banqueros que desde hace algunas semanas también se unieron a las manifestaciones. Reunidos en la reconocida Plaza de la Estatua, en el centro de Hong Kong, miles de trabajadores del corazón financiero de la ciudad, sin abandonar sus trajes, tacones y corbatas, y con el riesgo de ser arrestados, han sacrificado sus horas de almuerzo para apoyar a los numerosos manifestantes. “Lo menos que podemos hacer es renunciar a nuestro almuerzo para salir y protestar en contra del gobierno”, dice un abogado. “Lo que sacrifiqué nunca se puede comparar con los sacrificios de esos jóvenes”, agrega un empresario. Ellos también han sido partícipes del levantamiento, apoyando las demandas del pueblo y demostrando que, ante la injusticia, esta es una lucha de todos. “Imagina si esto pasara en Wall Street”, dice el fotoperiodista Michael Nigro en redes sociales.
Textos tomados de EL ESPECTADOR