Este el vínculo entre la depresión y la salud del corazón
Radio Diez de Marzo comparte la siguiente información:
Cuando mejora la salud mental se reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Según un estudio publicado en «European Heart Journal», si el tratamiento para la depresión es eficaz hay una menor probabilidad de padecer cardiopatías e ictus.
«Nuestro estudio sugiere que mejorar la salud mental también podría ayudar a la salud física, especialmente en las personas menores de 60 años», afirma la autora del estudio, Céline El Baou, del University College de Londres (Reino Unido). «Las personas cuyos síntomas de depresión mejoraron tras la terapia tenían entre un 10% y un 15% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular que las que no mejoraron. Se encontraron efectos comparables en estudios similares que investigaban dietas bajas en grasas».
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte a nivel mundial. Alrededor de 523 millones de personas vivían con afecciones cardiovasculares en 2019. El riesgo de enfermedad cardiovascular es aproximadamente un 72% mayor entre las personas con trastornos depresivos mayores en comparación con sus pares sanos.
Este es el primer estudio en investigar si la reducción de los síntomas de depresión con terapia psicológica se asocia con una menor probabilidad de enfermedad cardiovascular futura.
Este es el primer estudio en investigar si la reducción de los síntomas de depresión con terapia psicológica se asocia con una menor probabilidad de enfermedad cardiovascular futura
En el trabajo participaron 636.955 adultos mayores de 45 años con depresión que habían completado un curso de terapia psicológica y no padecían enfermedades cardiovasculares ni demencia. La edad media era de 55 años y el 66% eran mujeres.
La información sobre el tratamiento psicológico, la incidencia de enfermedades cardiovasculares y la muerte se obtuvo de las bases de datos nacionales de historiales médicos electrónicos de Inglaterra y se vinculó a nivel individual.
El nivel de depresión se evaluó antes y después de la terapia mediante el Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9), que da una puntuación de 0 (nada) a 3 (casi todos los días) para nueve ítems que incluyen poco interés o placer por hacer cosas; sentirse decaído, deprimido o desesperanzado; problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormido, o dormir demasiado; sentirse cansado o con poca energía; tener poco apetito o comer en exceso; sentir que es un fracasado o que se ha defraudado a sí mismo o a su familia; dificultad para concentrarse en las cosas; moverse o hablar despacio o estar inquieto o intranquilo; pensamientos de que estaría mejor muerto o de hacerse daño de alguna manera. La depresión se definió como una puntuación de 10 o más.
La mejoría de la depresión se definió como una reducción de 6 puntos o más en la puntuación del PHQ-9 y ningún empeoramiento de la ansiedad (definida como un aumento de 4 puntos o más en la escala del Trastorno de Ansiedad Generalizada) entre el inicio y el final del tratamiento. La ansiedad se incluyó en la definición para que el resultado de la terapia no se considerara bueno si la depresión mejoraba pero la ansiedad empeoraba.
Se realizó un seguimiento de los pacientes para detectar la aparición de nuevas enfermedades cardiovasculares por cualquier causa, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares y mortalidad por cualquier causa. El seguimiento comenzó 365 días después de la última sesión de terapia y se excluyó a los pacientes con un episodio cardiovascular durante este periodo para reducir la probabilidad de que una enfermedad no diagnosticada previamente fuera la causa de la depresión.
Durante una mediana de seguimiento de 3,1 años, los síntomas de depresión mejoraron en 373.623 (59%) participantes y no lo hicieron en 263.332 (41%). Se produjeron 49.803 eventos cardiovasculares y 14.125 participantes fallecieron. La mejoría de la depresión se asoció con un 12%, 11%, 12% y 19% menos de riesgo de cualquier enfermedad cardiovascular, enfermedad coronaria, ictus y mortalidad por todas las causas, respectivamente, frente a la ausencia de mejoría. Los análisis se ajustaron en función de las características que podían influir en las relaciones, como la edad, el origen étnico, el sexo, la privación socioeconómica y otros problemas de salud.
Según El Baou, «los resultados concuerdan con investigaciones anteriores que sugieren que las intervenciones para modificar los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares son más eficaces a una edad más temprana. Esto pone de relieve el valor de recibir ayuda pronto para obtener el máximo beneficio».
Los autores reconocen que los resultados no prueban definitivamente que la reducción de las enfermedades cardiovasculares se debiera al alivio de la depresión. Además, faltaban datos sobre comportamientos relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo y la inactividad, que podrían aumentar la susceptibilidad a las enfermedades cardiovasculares y limitar el efecto del tratamiento psicológico.
Tomado de: https://www.abc.es/salud/enfermedades/vinculo-depresion-salud-corazon-20230418131532-nt.html