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La cesárea: todo lo que debe saber

Por este procedimiento se dan casi la mitad de los nacimientos en Colombia, pero tiene riesgos.

 

46 % de partos en Colombia son por cesárea, una de las tasas más altas del mundo y muy por encima de lo recomendado por la OMS.
Foto: 123rf

 

La cesárea es la cirugía que ayuda al nacimiento de un feto a través de una incisión del útero por vía abdominal, y, aunque en Colombia casi la mitad de los partos se dan por este procedimiento, no deja de ser una cirugía que tiene indicaciones, riesgos y recomendaciones.

Como procedimiento, debe ser decidido por el médico, pero con el consentimiento de la madre. En promedio dura 45 minutos y se recomienda que la mujer dure hospitalizada al menos 48 horas.

Repasando su historia, la cesárea ya era conocida 700 años antes de Cristo. Se cree que una ley romana dictada por Numa Pompilio, conocida como lex caesarea, recomendaba su uso para sacar los bebés del vientre de una madre que acababa de morir con el fin de enterrarlo separadamente. Valga decir que en raras ocasiones se hacía para salvar la vida del feto.

Según la leyenda, Julio César nació con esta operación por allá en el año 100 antes de cristo, y de ahí provino su nombre. El primer procedimiento en el que sobrevivieron madre e hijo fue en 1500, cuando Jakob Nufer, un castrador de cerdos en Suiza, la realizó a su esposa.

En 1751 se definió por primera vez por escrito que la cesárea debería realizarse en todas las mujeres cuyo parto natural fuera imposible y se indicaba como la oportunidad para salvar vidas. Sin embargo, la operación casi siempre era fatal: en el siglo XIX en Gran Bretaña, el 85 por ciento de las madres morían.

Años después se describieron las guías técnicas, llegaron la anestesia, los antibióticos, las transfusiones y la tecnificación, que ayudaron a reducir la mortalidad hasta convertir esta cirugía en una práctica segura para madres e hijos y un procedimiento necesario para cerca del 15 por ciento de todos los partos en el mundo, aunque ese porcentaje se ha desbordado en regiones como Latinoamérica, valga decirlo.

Porcentaje ideal
Aunque la tasa más adecuada es desconocida, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1985, recomendó como objetivo una tasa del 10 al 15 por ciento de todos los nacimientos en los países en desarrollo.

En el año 2015, una publicación de la revista Jama, basada en datos de 194 países, concluyó que porcentajes de parto por cesárea de aproximadamente el 19 por ciento se asocian con niveles óptimos de mortalidad materna y neonatal. Tasas más altas podrían vincularse a efectos negativos como morbilidad y mortalidad maternas severas, aumento en el ingreso a unidades de cuidados intensivos neonatales y consumo de recursos sanitarios.

La proporción de partos por cesárea se ha incrementado a niveles sin precedentes en Suramérica con tasas que se acercan al 50 por ciento. En Colombia, según el Dane, subió de 24,9 por ciento en 1998 a 46,2 por ciento en el 2014.

Tipos de cesárea
Según el momento en que se decide, se denomina electiva o programada –antes de comenzar el parto– o de emergencia –durante las labores–. También se clasifican según el sitio del útero donde se hace la incisión: segmentaria, la más usada, de relativa simplicidad y permite un rápido acceso a la cavidad uterina; o clásica, en la que pese a que la vía de acceso es la misma, la incisión es longitudinal. Tiene la ventaja de permitir una rápida extracción del bebé, pero reporta pérdida mayor de sangre; es más difícil de reparar y tiene mayor riesgo de ruptura en un posterior embarazo.

Actualmente, por razones estéticas, la incisión que más se usa es la transversal, que va por encima del pubis y ocasionalmente se realiza una incisión media por debajo del ombligo.

¿Cuándo hay que hacerlas de urgencia?
Cuando existen condiciones que pueden hacer que el parto vaginal sea de alto riesgo. Entre ellas están la no dilatación adecuada del cuello uterino, que el bebé no descienda lo suficiente por el canal del parto, que la frecuencia cardiaca del bebé tenga fluctuaciones importantes o que el cordón umbilical salga primero que el feto. También cuando la placenta se desprende primero o hay infecciones en el canal genital.

¿Es mejor cesárea o parto natural?
Lo natural siempre es mejor. De ahí que un parto por vía vaginal, que es el natural, en caso de que no haya ninguna complicación es el más indicado y seguro. Siempre que se pueda evitar una cesárea innecesaria se está obrando a favor del bienestar conjunto de madre, hijo y su familia.

¿Mamás pueden escoger la fecha?
La decisión es del médico y toda la responsabilidad recae sobre él, de ahí que se debe respetar la indicación clara de una cesárea en la que la voluntad de la madre o los caprichos que se salgan de la verdadera necesidad de esta cirugía no tienen cabida.

Riesgos y complicaciones
Aunque son raras, las complicaciones de este procedimiento pueden ser las mismas de una cirugía de esa dimensión. Por ejemplo, puede haber infecciones, hemorragias, dolor después del parto y, en algunos casos rarísimos, lesionar otros órganos como la vejiga o el intestino. Sin embargo, quizás la mayor complicación es que cada cesárea aumenta el riesgo de embarazos futuros, además de que hay mayores probabilidades de malas implantaciones normales de la placenta.

¿En qué casos está indicada?
Algunas mujeres tienen claro con anticipación que van a requerir cesárea. Es el caso de quienes ya se han sometido a la cirugía, cuando hay embarazos múltiples, cuando el bebé ha crecido demasiado, y más si esto es por causa de una diabetes, o si hay antecedentes de partos naturales con recién nacidos grandes. Es casi siempre una indicación obligada cuando el bebé está de nalgas o atravesado, lo mismo que en los casos en los que la placenta está en la parte baja del útero, o cuando hay una obstrucción que impide el parto vaginal.

Así mismo, en casos en los que los bebés padezcan enfermedades o anomalías incompatibles con el parto vaginal. Por último, es indicada cuando existen infecciones, como por ejemplo el VIH, y se encuentra que la carga viral es muy alta.

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*Fuente: Jairo Amaya Guio, médico ginecobstetra y profesor titular de la Universidad Nacional, y Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología (Fecolsog)

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