La cuenta que recuerda a judíos asesinados en el Holocausto que no consiguieron visado en EE UU
Publicación de EL PAÍS de Madrid.
Los pasajeros del St. Joseph tuvieron que volver a Europa después de ser rechazados por Cuba y por EE UU
El 27 de enero se conmemora a las víctimas del Holocausto. Este año, ese mismo día el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto que prohíbe la entrada al país de refugiados procedentes de siete países musulmanes. Una cuenta de Twitter, St. Louis Manifest (@Stl_Manifest), recordó la historia de 620 judíos a quienes EE UU rechazó acoger en 1939. De ellos, 254 murieron en el Holocausto después de voler a Europa.
Russel Neiss, creador de la cuenta de Twitter junto al rabino Charlie Schwartz, explica a Verne que la idea de rememorar a los pasajeros que cruzaron el Atlántico a bordo del barco St. Louis surgió la noche del 26 y el robot que prepararon empezó a tuitear a primera hora del 27, antes de que Trump firmase su orden ejecutiva. Con 252 mensajes -uno para cada víctima documentada por el Museo del Holocausto, tuiteados cada cinco minutos a lo largo de la jornada-, han alcanzado más de 70.000 seguidores.
“Nuestro objetivo era poner en marcha un pequeño proyecto para honrar a las víctimas del Holocausto”, cuenta Neiss. “Creo que la gente conectó porque cuando se recuerda que los refugiados no son hordas difusas sin cara que intentan invadirnos y cambiar nuestras vidas, sino gente normal cuya vida pende de un hilo, quieren hacer lo correcto”, opina. Algunos de sus tuits, muchos de los cuales tienen fotos de las víctimas, acumulan miles de retuits. El más compartido, el de un niño pequeño llamado Joachim Hirsch que murió en el campo de exterminio de Auschwitz, lleva más de 41.000 retuits.
Neiss, ingeniero informático de 33 años, recuerda que su abuelo fue el único superviviente de su familia “porque los países de todo el mundo se negaban a acoger a la gran cantidad de refugiados que había huido para salvar sus vidas”.
La historia del St. Louis ilustra bien esa imagen de puertas cerradas. El barco zarpó del puerto de Hamburgo el 13 de mayo de 1939. Desde la Noche de los Cristales rotos del 9 de noviembre de 1938, el Gobierno de Adolf Hitler, que todavía no había comenzado con la aniquilación masiva de judíos, les empujaba a emigrar del país. Los 937 pasajeros se dirigían a Cuba con la esperanza de obtener asilo. El Gobierno de Federico Laredo les impidió desembarcar y después de negociaciones admitió a 28 pasajeros (cuatro españoles, dos cubanos y 22 judíos que tenían visas estadounidenses).
Algunos pasajeros enviaron telegramas al presidente Franklin D. Roosevelt para solicitar asilo, pero nunca recibieron respuesta. El Departamento de Estado informó a un pasajero que debían esperar sus turnos en las listas de espera, de varios años, para solicitar asilo. “La Gran Recesión había dejado a millones de estadounidenses sin trabajo y temerosos de tener competencia con los pocos empleos disponibles. También había dado fuelle al antisemitismo, la xenofobia, el nacionalismo y el aislacionismo”, según la web del Museo del Holocausto de EE UU.
Cuando se le pregunta a Neiss si esa cita le recuerda a los Estados Unidos de hoy, responde: “No. Esos no son los Estados Unidos que yo conozco. El país que reconozco está en las caras y las acciones de la gente que ha salido a las calles este fin de semana. Gente normal. Gente de todas las razas, religiones y edades. Inmigrantes nuevos y personas que llevan generaciones aquí, que se han puesto en pie por los valores de nuestros padres fundadores y de los que han luchando por la libertad y la justicia para todos”.
El 6 de junio de 1939 el St. Louis dio media vuelta para volver a Europa. Reino Unido, Países Bajos, Bélgica y Francia dieron asilo a los pasajeros. Los que se quedaron en Reino Unido, salvo uno que murió en un bombardeo, sobrevivieron a la guerra. De los demás, 254 murieron. El fin de semana del 28 y 29 de enero de 2017 cientos de miles de estadounidenses se concentraron en las calles y en los aeropuertos contra el portazo de Trump a los demandantes de asilo, al grito de “Refugees Welcome” (bienvenidos refugiados) y “Let them in” (dejadles entrar).