La dependencia emocional, cuando el amor hace sufrir
Leonor lleva ya casi diez años casada, tiene un hijo de ocho y, aunque no es feliz, no ve como una opción separarse, mientras que Elsa vive constantemente los celos de su pareja, pero asegura que esa es la forma en que éste le demuestra su amor.
Estos son solo algunos de los casos de dependencia emocional que llegan a consulta en el centro de servicios psicológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dirigido por la doctora Noemí Díaz Marroquín.
La dependencia emocional afecta a un tercio de las parejas actualmente en México, señala la experta en una entrevista con Efe.
Los celos, el control, la necesidad de aprobación del otro, la dificultad para tomar decisiones, no tener proyectos propios, vivir en función de la pareja, la necesidad de ser sometido y obedecer, la ansiedad por la distancia del otro y aislamiento de su círculo social son solo algunas de las características de este problema.
“En la relación dependiente muchas veces prevalece la crítica de uno hacia otro, el desprecio, la distancia. Y hay mucha gente que piensa que amar es sufrir, que si no se sufre no se ama, pero el amor no es eso”, explica.
El amor debería llevarnos a una vida más plena, más completa, porque es algo positivo, señala la especialista.
Aunque pareciera que en este tipo de parejas solo uno es dependiente, la realidad es que ambos lo son, “pues alguien seguro de sí mismo no tolera estar con una persona tan insegura y dependiente”.
La dependencia emocional, dice la experta, tiene sus raíces en la infancia y la familia.
“Desde niños todos tenemos necesidades de apego, que la persona más cercana al cuidado del niño le provea de los factores esenciales y perciba que esa persona va a estar ahí cuando lo requiera”, apunta.
Cuando una persona desarrolla apego inseguro requiere que siempre esté presente una figura simbólica que representa aquella que no tuvo de niño, que en este caso sería la pareja y es por eso que se debe trabajar el apego seguro desde la infancia.
Y hay quienes podrían argumentar que no existe nada malo en la conducta del dependiente emocional. Su único “defecto” es que suelen amar demasiado, por lo que más bien podría tratarse de una cualidad: es una persona dispuesta a darlo todo por amor.
“Las personas con dependencia emocional muchas veces viven fusionadas como si fueran uno solo, sienten que se quedan vacíos si no están con alguien más, buscan en alguien más aquello que les falta, aunque después descubren que no los complementa”, expresa la especialista.
Díaz Marroquín asegura que esta adicción al amor generalmente deriva en problemas como la depresión o la ansiedad y, en casos extremos, en la violencia de género.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 35 % de las mujeres del mundo han sido víctimas de violencia física y/o sexual por parte de su pareja, mientras que en América Latina al menos 30 % de las mujeres han sufrido este tipo de violencia.
En México, según la Encuesta sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIN 2007), 76 % de los jóvenes mexicanos entre los 15 y 24 años sufrió episodios de violencia al menos una vez en el noviazgo.
Díaz Marroquín señala que, aunque es complicado salir de una relación dependiente emocionalmente, es posible hacerlo con ayuda de un especialista.
“El primer paso es darse cuenta que estamos ahí. Podríamos preguntarnos si la pareja con la que estoy es satisfactoria para mí, si estoy desarrollando mis proyectos, si siento apoyo en mi pareja o es más un obstáculo y, sobre todo, entender que amar no viene junto con sufrir”, concluye.
Nota y foto publicada en el de Miami, U.S.A. Escrita por Cristina Sanchez