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La misión Artemis I de la NASA consigue despegar, iniciando la reconquista de la Luna

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Como se suele decir, a la tercera fue la vencida. Por fin. La primera misión de Artemis, el primer viaje que da pistoletazo de salida al nuevo programa de la NASA que llevará a la nueva remesa de astronautas a la Luna (incluidos la primera mujer y la primera persona de color) ha conseguido despegar desde el Centro espacial John F. Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida).

El día (o la noche, ya que en Cabo Cañaveral era de madrugada) empezaba con contratiempos. Al comienzo del llenado de tanques se detectó una «fuga intermitente» de hidrógeno líquido en la válvula de reabastecimiento en la etapa central del cohete Space Launch System (SLS), el gigante de 98 metros que ha llevado a la cápsula Orion a la órbita terrestre. Un equipo se trasladó a la plataforma para llevar a cabo los trabajos y tapar dicha fuga, un hecho que retrasó la secuencia de lanzamiento.

También se registraron otros problemas, como cortes entre la comunicación entre el cohete y la Fuerza Espacial de EE. UU., que vela porque la nave lleve el rumbo correcto y, en caso, de perderlo, destruir el cohete sin daños en tierra. El equipo reemplazó los sistemas en el centro de control, si bien las pruebas para establecer una conexión sin cortes también se demoraron durante bastante tiempo.

Unos 40 minutos después de la hora inicialmente prevista (las 7.04 hora en España), los responsables anunciaban que estaban listos para el lanzamiento, que se producía sin problemas a las 4.49 en Florida, las 7.49 en nuestro país. «Nunca he visto algo igual a la cola de fuego que ha dejado el SLS, nuestro cohete más potente jamás construido. Ha sido un lanzamiento de sobresaliente», afirmaba en rueda de prensa posterior Bill Nelson, administrador de la NASA. «Sin embargo, hay que recordar que esto es una prueba de tecnología; por eso hemos probado y tensado el sistema, para que sea lo más seguro posible para el resto de vuelos, que ya sí que serán tripulados».

Los intentos previos
La misión ha atravesado un verdadero calvario. El pasado 29 de agosto se llevó a cabo la primera intentona. Sin embargo, ya desde primera hora los ingenieros detectaron una fuga de hidrógeno líquido durante el llenado de tanques. Aunque se pudo solucionar, un nuevo fallo, esta vez en uno de los motores principales, hacía detener la cuenta atrás a los 40 minutos. Al final, este problema sumado a una grieta en la espuma aislante de una brida que conecta los tanques de combustible, provocaron la suspensión del lanzamiento. Las pesquisas posteriores indicaron que el fallo de enfriamiento en el motor se debía a un sensor defectuoso.

La segunda oportunidad fue el 3 de septiembre. Durante las maniobras se detectó una nueva fuga de combustible también durante el llenado de los tanques, a pesar de que en las pruebas a temperatura ambiente anteriores no se habían reportado fallos. La fuga, de unos 20 centímetros, se encontró entre el suelo y las placas laterales del cohete. Los ingenieros trataron varias veces de solucionarlo, pero todos los intentos fracasaron y la NASA decidió, de nuevo, posponer el lanzamiento.

No acabó ahí la mala suerte de la primera misión del programa Artemis. El huracán Ian, que azotó la península de Florida, obligó a la retirada del cohete de nuevo al VAB (Vehicle Assembly Building), el hangar donde aguardan las naves espaciales antes de despegar. Con la fecha ya fijada para noviembre y de nuevo de vuelta sobre la plataforma de lanzamiento, el megacohete SLS tuvo que soportar un nuevo frente, esta vez de nombre Nicole, que parece que ha causado algún desperfecto en la cápsula Orion, la sonda en la que viajará en un futuro cercano la nueva remesa de astronautas lunares de la NASA. Sin embargo, los responsables de lanzamiento, quienes siempre han sostenido que todos estos fallos son algo «normal» cuando se prueba una nueva nave, decidían mantener la fecha y hora del lanzamiento.

De camino a la Luna
El viaje previsto para Artemis I es un periplo que llegará a 64.000 kilómetros detrás de la Luna, donde nunca ha llegado una nave tripulada -que solo estará vacía esta vez, pues Artemis II ya llevará astronautas a bordo-. En esta ocasión, la cápsula Orion no llegará a aterrizar en nuestro satélite, sino que lo bordeará hasta en dos ocasiones en un trayecto que durará 25 días y medio. Si todo va según lo planeado, el 11 de diciembre aterrizará en el Océano Pacífico, después de haber soportado temperaturas equivalentes a la mitad de la que tiene la superficie del Sol, unos 2.750 grados.

Tras esta primera misión, Artemis II recorrerá el mismo camino en 2024, esta vez con tripulación (si bien aún no hay fecha concreta ya que Artemis I se ha retrasado más de lo esperado). Habrá que esperar al menos hasta 2025 para que Artemis III aterrice sobre la Luna, y seamos testigos de nuevo de un momento parecido al mítico ‘pequeño paso para el hombre gran paso para la humanidad’. Para entonces, la NASA quiere lanzar cerca de una misión cada año para establecer presencia humana y constante en la Luna, construir la estación espacial Gateway que orbite a su alrededor e instalar una base en la superficie lunar.

El objetivo quedarse a ‘vivir’ allí, y convertirlo en una especie de campo de pruebas de trajes espaciales, vehículos presurizados para colonizar nuevos mundos, crear minicentrales eléctricas o usar el agua congelada para establecer una presencia humana duradera. Este experimento serviría de preparación para futuros viajes tripulados en los que la Luna es solo la primera parada. ¿La siguiente? Marte, en la década de 2030. ¿Después? Más allá.

Tomado de: https://www.abc.es/ciencia/tercera-vencida-mision-artemis-nasa-consigue-despegar-20221116074800-nt.html

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