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La misteriosa Melania

Melania Trump es un misterio para la humanidad. Cuando el mundo más conoce a su marido, más la desconoce a ella, que en medio del misterio se presenta como una barbie, impávida, vestida como una modelo y con poca expresión.


Por eso, las declaraciones de Brigitte Macron, la Primera Dama francesa, que acompañó a su marido en visita de estado a Washington, le dieron la vuelta al mundo. “Es alguien con una fuerte personalidad, pero se esfuerza en esconderlo. Se ríe con facilidad, de todo, pero lo muestra menos que yo”, dijo.
Y su declaración fue bocatto di cardinale para la prensa que agudiza los lentes cada vez que aparece porque aparte de algunos gestos de rechazo públicos a su esposo, nada más se puede deducir de su personalidad.
Según algunos es apenas perfecta para el hombre más explosivo del planeta, y en Estados Unidos, a pesar de su silencio, o quizás gracias a él, supera a su esposo en las encuestas; lo que no quiere decir propiamente que sea muy popular, puesto que la han superado todas sus antecesoras.

Claro, no es fácil ser la Primera Dama del país mas poderoso del mundo: debe ser elegante pero no vistosa; involucrarse pero no intervenir; tener una causa y dejar una marca, pero no tan profunda…
Y ella, evidentemente no tiene una familia como la de Michelle Obama, perfecta, alegre y amorosa; ni como la de Laura Bush con sus mellizas; ni como la como la de Hillary Clinton, que si bien con el escándalo de Mónica Lewinsky, fue claro que no era perfecta, sobrevivió al escarnio público y ahora tiene un gran aliado en su marido.

Lo de Melania es distinto: es una ex modelo que posó una vez desnuda en el jet privado de su marido; la primera esposa de un presidente estadounidense nacida en el extranjero en casi 200 años y la primera para quien el inglés no es su lengua materna.
Es la tercera mujer del mandatario y se disputa el favoritismo de su marido, con la hija de él, Ivanka, quien tiene su propio despacho en la vivienda presidencial.

Ha pasado un poco más de un año de su posesión y aparte de inspirarse en Jackie Kennedy para su atuendo celeste, a Melania se le critica no haber seguido el camino de sus predecesoras en la elección de una causa, como si lo hizo la esposa de Obama en su lucha contra la obesidad infantil, o Laura Bush que trabajó por la alfabetización y la lectura.
Dijo Brigitte Macron que “muchas cosas que se dicen sobre ella no corresponden a cómo es en realidad y que la esposa de Trump no puede hacer nada en la Casa Blanca debido a que la seguridad es absolutamente terrible. No puede ni abrir una ventana”.

La semana pasada la prensa tuvo otras noticias de la señora Trump: fue ella la gestora de la cena de bienvenida al presidente francés, y escogió hacerlo sin la asesoría de los organizadores de eventos, como es usual en la Casa Blanca. “Todos los ojos estaban puestos sobre ella, y su buen gusto y su experiencia en la escena social, quedaron demostrados en el éxito del evento”, comentaron los medios, incluso algunos de los que fungen como detractores de su marido.
Quizás haya llegado la hora de Melania, quien sin proponérselo gana adeptos cada vez que su marido le hace un desplante en público, y la cámaras de los noticieros lo registran.

Texto y foto de  KienyKe

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