La Reflexión del Martes De qué somos dueños.
De qué somos dueños.
Por. Carlos Alberto Lenis Garcia
Podemos ser dueños de todo lo material, de lo que adquirimos a través de una negociación, ya sea comprando o intercambiando y somos dueños de nuestras vidas.
Ese cuento que alguna vez se convirtió en un mito porque la iglesia lo expresó, que el dueño de nuestras vidas era el Creador, no es así. Él nos creó, pero no es el dueño; somos nosotros los dueños, ya que con ella hacemos lo que queramos. Ese tema que al morir Dios nos quitó la vida, porque era el dueño, no lo comparto, cada uno tiene un ciclo y éste termina cuando debe ser, a él le debemos la vida, nos la dio, nos la regaló, nos la entregó y al fallecer es equivocadamente decir que él nos la quita y menos decir que es prestada. Debemos es ser agradecidos porque nos dio vida, nunca reprochar su presencia en momentos que le necesitemos. Sin olvidarnos que está siempre presente en todos los instantes de nuestra VIDA.
Tenemos un quehacer desde el momento que somos concebidos con subidas y bajadas, con tareas a cumplir, con ciclos a realizar, la finalización de este es irnos de este mundo, pero no porque no éramos dueños de ella.
Somos dueños de nuestras vidas, pero no la de los demás, no somos dueños de la vida de nuestros hijos, ni de nuestras parejas, cada quien es dueño de ella.
Nunca seremos los dueños de lo que piensen los otros, por muy cercanos familiarmente que sean, ni de su actuar.
Menos de sus cosas así se compartan viviendo bajo el mismo techo.
Uno de los grandes errores que tienen ciertos padres, es tener un don de mando sobre sus hijos en actitudes que solo les competen a ellos, no se debe confundir el ser guías, orientadores y facilitadores de procesos desde nuestros lugares, sin invadir los de ellos.
Recalco, que somos dueño de lo material porque se adquiere a través de un acto comercial y porque éste es tangible con posesión. Mientras que la vida es igualmente de nosotros, pero desde el punto general para actuar y desarrollar nuestros compromisos.
