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Las prácticas laborales: ¿útiles, negocio o requisito universitario?

Las experiencias de los jóvenes pueden ser gratificantes porque las prácticas abren la puerta al mercado laboral, pero otros sienten que no lo son.

‘No teníamos almuerzos, no nos daban nada, no nos pagaban un peso, pero sí nos exigían como periodistas de planta’. Así recuerda sus prácticas laborales un joven que, como muchos colombianos más, tuvo que cumplir con este requisito para obtener su grado profesional.

¿Recuerda usted su práctica? ¿Lo que allí aprendió le sirvió para ser un gran profesional o siente que perdió el tiempo? En el papel, la práctica permite que el estudiante aplique los conocimientos adquiridos en la Universidad, que conozca su campo profesional, desarrolle habilidades profesionales y beneficie a la empresa. La Universidad debe acompañar el proceso y calificarlo. Sin embargo, hay quienes la critican también porque el alumno debe pagar el valor del semestre completo y porque en ocasiones la práctica se hace en condiciones laborales inadecuadas.

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“Esa primera experiencia debe tener fondo, no solo poner a los jóvenes a hacer una cantidad de tareas operativas y no enseñar nada más, con un programa robusto. Esto quiere decir que los jóvenes puedan hacer aportes a las empresas y hacer un recambio en los negocios. Escoger una buena práctica da la posibilidad de conocer el mundo laboral que lo espera y abre el camino profesional”, analizó Juan Manuel Padilla, vicepresidente de Recursos Humanos de 3M Colombia.

Manuela Aguilar, quien hizo sus prácticas en P&G Colombia y hoy trabaja como Gerente de Mercadeo Corporativo, afirmó: “Es importante al salir de la Universidad darse cuenta de las posibilidades que uno tiene, desarrollar su talento y sacar todo el provecho de la experiencia. También es importante que la empresa que lo reciba haga el proceso de la manera adecuada y contar con una buena labor del jefe y del equipo de trabajo en la primera experiencia. Uno puede ver que no a todos les toca lo mismo y son diferentes habilidades las que uno puede desarrollar de acuerdo con el trabajo elegido”.

EL PROBLEMA DEL DESEMPLEO JUVENIL

En el trimestre móvil mayo – julio 2017, en el total nacional la tasa de desempleo para los jóvenes de 14 a 28 años fue del 15,9%, mientras el desempleo general en el país está en 9.7 %. Los jóvenes registran una tasa global de participación en el total nacional del 58 %.

La práctica debería abrir la puerta a la formalización de empleo. El compromiso de las empresas en este caso particular es guiar al estudiante y permitir su inserción laboral de manera efectiva. El Ministerio de Trabajo cree que para fomentar las buenas prácticas profesionales el país debe apoyarse y seguir en la implementación de estrategias como los primeros 40.000 empleos y el programa Estado Joven.

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“Esto no es solo una discusión del Gobierno nacional o de las entidades públicas, sino que en ella se deben involucrar diferentes actores fundamentales para derrotar entre todos la alta tasa de desempleo juvenil; a la academia, a los sindicatos y sobre todo a los jóvenes porque hay que conocer su visiones de futuro, aspiraciones y oportunidades del mercado laboral para responderles”, analizó Juan Carlos Reyes, director de Colombia Joven.

RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS

Las universidades saben de las quejas de los estudiantes e incluso de los padres de familia. En el desarrollo de la práctica laboral muchas veces no se respetan los horarios y se abusa del estudiante al endilgarle responsabilidades que no le corresponden. “Tenía que pagarle los recibos a mi jefe y si no lo hacía se ponía brava”, detalló una expracticante de Publicidad.

“Lo que se busca es garantizar proceso de aprendizaje, teniendo coherencia curricular y que el estudiante cuente con una experiencia laboral previa, para que cuando salga como graduado haya fortalecido competencias y definido su orientación en un campo profesional de su carrera escogida”, indicó Diana Molano, jefe de Prácticas de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Sabana.

A esto se suma que en algunos casos el acompañamiento de la Universidad no es efectivo y sí lo es el cobro del semestre. “Existe una crítica del pago del semestre de prácticas y yo pienso que eso responde a las políticas académicas de cada institución, porque no en todos los casos se da así”, apuntó Oscar Herrera, vicerrector académico de la Universidad Central.

Son miles de personas las que deben pasar por este proceso. De acuerdo con los registros de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA), para 2016 se registraron alrededor de 250.000 aportantes en los cotizantes 19 y 23, que corresponden al desarrollo de prácticas laborales en todos los niveles de formación.

IMPULSAR LA VINCULACIÓN LABORAL

Por medio del programa Estado Joven, el Gobierno busca que los jóvenes puedan vincularse a las empresas oficiales y hacer carrera allí. El piloto de la propuesta inició en 2016, en Bogotá y Arauca. Inicialmente, se vincularon 71 practicantes en los Ministerios de Hacienda, Cultura, Trabajo, la Función Pública, DNP y la Gobernación de Arauca.

“Esta oportunidad nos ha permitido aportarle al país y también a nuestras carreras, es muy importante para nosotros poder hacer las prácticas con el Estado y en áreas que son afines a lo que hemos aprendido durante la carrera, yo estoy feliz porque veo que me fue bien en comparación con otros compañeros que no están haciendo nada de lo que se espera en la práctica”, comentó Jeferson Afanador, antropólogo y practicante de Estado Joven.

El Ministerio de Trabajo ha impulsado la iniciativa con incentivos para las empresas y así busca facilitar la inserción de estos jóvenes al mundo laboral. Los beneficiados de este programa son estudiantes entre 15 y 28 años, de programas de formación complementaria ofrecidos por las Escuelas Normales Superiores y de educación superior de pregrado en los niveles técnico, profesional, tecnológico y universitario.

A los gremios y las empresas privadas también les corresponde dar su granito de arena. “Nosotros estimamos que en 2016 generamos 230.0000 empleos directos en los que hay una gran cantidad de jóvenes, nuestro sector es de gente joven, nos gusta dar la oportunidad de estudiar y trabajar, de aportar al crecimiento profesional y personal, así se puede fomentar el crecimiento interno y la inclusión laboral en el país”, aseguró Ana Karina Quessep, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Contact Centers & BPO.

LOS DERECHOS SE DEBEN RESPETAR

Las empresas generalmente regulan las prácticas laborales por medio de un contrato de aprendizaje. La Ley 789 de 2002, de los artículos 30 al 42, establece las características de la relación de aprendizaje, incluso su selección.

Este tipo de contrato es una forma especial del Derecho Laboral que busca “facilitar el desarrollo de los aprendizajes adquiridos durante la etapa de formación teórica, de aprendices y estudiantes universitarios, a cambio de que una empresa patrocinadora proporcione los medios para adquirir formación profesional, metódica y completa en el oficio, actividad u ocupación”, dijo el Mintrabajo.

Los practicantes deben estar afiliados al Sistema de Seguridad Social en Salud, tomando como base de cotización un salario mínimo. Durante la fase práctica, deben estar afiliados al Sistema de Riesgos Laborales.

¿Se les debe pagar a los practicantes? Sí. La empresa debe dar un apoyo de sostenimiento mensual que sea como mínimo, en la fase lectiva, el equivalente al 50 % de un salario mínimo y en la fase práctica, el equivalente de al menos el 75% de un salario mínimo.

“El contrato de convenio se hace entre la universidad y la empresa, para que el estudiante entre bajo un régimen distinto y no figure como un trabajador, así que está bajo la legislación educativa y no laboral, por eso es que entre el alumno y la Universidad eligen las características que quieren de su práctica”, apuntó Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.

En caso de existir alguna queja en el ejercicio de las prácticas laborales, la institución educativa debe intervenir.

Texto y foto publicado en  escrito por Laura Viviana Lesmes Díaz

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