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Los antibióticos también viajan por el agua adheridos a microplásticos

Se ha estimado que en el año 2050 habrá más muertes relacionadas con bacterias portadoras de genes de resistencia a antibióticos que por cáncer.

En los últimos años ha crecido la preocupación por el amplio uso de los antibióticos. Pese a lo que se pueda pensar, la mayor parte de los antibióticos no son empleados para tratar enfermedades en personas, sino que se utilizan en ganadería, acuicultura y agricultura.

Debido a su uso extendido y continuado, los antibióticos acaban llegando a los arroyos, ríos, lagos… Una de las principales vías de entrada de los antibióticos a las aguas dulces son las depuradoras, ya que son incapaces de degradarlos por completo.

Una vez llegan a los ecosistemas, los antibióticos pueden tener efectos negativos sobre los seres vivos y pueden favorecer las resistencias a antibióticos. Éstas son un tema prioritario de preocupación por las consecuencias que tienen para la salud humana.

Se ha estimado que en el año 2050 habrá más muertes relacionadas con bacterias portadoras de genes de resistencia a antibióticos que por cáncer. La Unión Europea (UE) ya ha comenzado a tomar medidas. En 2018, estableció que la presencia de ciertos antibióticos como amoxicilina, ciprofloxacina, eritromicina, claritromicina y azitromicina en las aguas dulces debía ser vigilada y controlada.

Contaminantes invisibles en el agua
Esta recomendación, unida a la evidencia creciente de la presencia de microplásticos (plásticos con un tamaño menor a 5 milímetros) en la mayoría de los ecosistemas del planeta, nos ha llevado a investigadores de la Universidad de Alcalá y la Universidad Autónoma de Madrid a estudiar los efectos que podría estar causando en el medioambiente la presencia conjunta de ambos contaminantes: los antibióticos y los microplásticos.

Los microplásticos se encuentran en productos que utilizamos en nuestro día a día, como pasta de dientes o cremas exfoliantes. Los vertemos por el desagüe y creemos que desaparecen, pero no es así.

Una vez llegan a las depuradoras, un gran porcentaje es eliminado, pero la cantidad que desechamos es tan elevada que muchos terminan alcanzando las aguas dulces.

En nuestro estudio, hemos evaluado si dos antibióticos estrechamente vigilados por la UE, la azitromicina y la claritromicina, se adherían a cuatro tipos de microplásticos frecuentemente utilizados en nuestro día a día, para posteriormente liberarse de ellos.

Hay puntos de entrada de contaminantes a los ecosistemas, como las depuradoras, donde microplásticos y antibióticos están en altas concentraciones. En general, la concentración de antibióticos disminuye según nos alejamos del vertido de la depuradora debido al efecto de dilución. Sin embargo, si los antibióticos se adhieren a los microplásticos, gracias a su pequeño tamaño y flotabilidad, podrían ser transportados hasta lugares de los ecosistemas que antes no podían alcanzar.

Tomado de Muy interesante.

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