Los países están gastando más en salud, pero las personas siguen pagando demasiado de sus bolsillos
El gasto en salud está creciendo más rápidamente que el resto de la economía mundial, y representa el 10% del producto interno bruto (PIB) mundial. Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra una rápida trayectoria ascendente del gasto sanitario mundial, que es particularmente notable en los países de ingresos bajos y medianos, donde el gasto sanitario está aumentando en promedio un 6% anual en comparación con un 4% en los países de ingresos altos.
El gasto sanitario se compone de gasto público, pagos directos (esto es, los pagos realizados por las personas para sufragar los costos de la atención recibida) y fuentes como el seguro médico voluntario, los programas de salud proporcionados por los empleadores y las actividades de las organizaciones no gubernamentales.
Los gobiernos se hacen cargo en término medio del 51% del gasto sanitario de un país, mientras que más del 35% del gasto sanitario por país se sufraga mediante pagos directos. Una consecuencia de ello es que cada año 100 millones de personas se ven sumidas en la pobreza extrema.
En el informe se destaca una tendencia al aumento de la financiación pública interna destinada a la salud en los países de ingresos bajos y medianos y a la disminución de la financiación externa en los países de ingresos medianos. La dependencia de los gastos directos está disminuyendo en todo el mundo, aunque lentamente.
«El aumento del gasto interno es esencial para lograr la cobertura sanitaria universal y los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Pero el gasto sanitario no es un costo, sino una inversión en la reducción de la pobreza y la promoción del empleo, la productividad, el crecimiento económico inclusivo y sociedades más sanas, seguras y justas».
En los países de ingresos medianos, el gasto público en salud por habitante se ha duplicado desde el año 2000. En promedio, el gasto público en salud es de US$ 60 por persona en los países de ingresos medianos bajos y de casi US$ 270 por persona en los países de ingresos medianos altos.
Cuando el gasto público en salud aumenta, es menos probable que las personas caigan en la pobreza como consecuencia de acceder a servicios sanitarios. Sin embargo, el gasto público solo reduce las desigualdades en el acceso cuando las asignaciones se planifican cuidadosamente para garantizar que toda la población pueda obtener atención primaria de salud.
En los países de ingresos bajos y medianos, los nuevos datos sugieren que más de la mitad del gasto sanitario se dedica a la atención primaria de la salud. Sin embargo, menos del 40% de todo el gasto en atención primaria de la salud proviene de los gobiernos.
«Los 194 Estados Miembros de la OMS reconocieron la importancia de la atención primaria de salud al adoptar la Declaración de Astaná el pasado mes de octubre», dijo la Dra. Agnes Soucat. «Ahora tienen que poner en práctica esa Declaración y dar prioridad al gasto en atención sanitaria de calidad en la comunidad.»
En el informe también se examina el papel de la financiación externa. A medida que el gasto interno ha ido aumentando, la proporción de financiación proporcionada por la ayuda externa ha descendido a menos del 1% del gasto sanitario mundial. Casi la mitad de estos fondos externos se destinan a tres enfermedades: VIH/sida, tuberculosis y paludismo.
Si bien el informe ilustra claramente la transición de los países de ingresos medianos hacia la financiación interna de los sistemas de salud, la ayuda externa sigue siendo esencial para muchos países, especialmente de ingresos bajos.
En el nuevo informe de la OMS se señalan formas en que los encargados de la formulación de políticas, los profesionales de la salud y los ciudadanos pueden seguir fortaleciendo los sistemas de salud.
«La salud es un derecho humano y todos los países deben dar prioridad a una atención primaria de la salud eficiente y costoeficaz como vía para lograr la cobertura sanitaria universal y los Objetivos de Desarrollo Sostenible», concluyó Soucat.
Con datos de la Oficina de Prensa de la Organización Mundial de Salud -OMS-