Los pilotos revelan los secretos que las aerolíneas no quieren que sepas
Publicación y foto de El Confidencial
Encerrados en sus cabinas, tras una puerta blindada que permite bloquear el acceso desde dentro, los pilotos de los aviones son los trabajadores de las aerolíneas que mantienen menos contacto con los pasajeros.
Quizás, por eso, los comunes mortales intuimos que estos empleados, impecablemente uniformados, tienen que saber cosas a las que normalmente no tenemos acceso. En un artículo anterior, el personal de cabina nos confesaba algunos secretos que las compañías no suelen hacer patentes cuando viajamos con ellas.
Esta vez le toca el turno a los comandantes de las aeronaves. A través de diferentes fuentes, os revelamos aquellas informaciones y anécdotas desconocidas que suceden durante los trayectos.
Los problemas con los tiempos
Para las salidas, se considera que todo va según el horario previsto cuando el avión se desengancha de la puerta de embarque a la hora oficial (y hasta 14 minutos después). Para las llegadas, se estima que un vuelo llega ‘a tiempo’ si aterriza a la hora estipulada o hasta 14 minutos más tarde. Nadie se va a molestar por ese cuarto de hora de diferencia, pero si a los pasajeros les resultan molestos los retrasos, por no decir las cancelaciones, es interesante saber que el sentimiento también es recíproco entre el personal. Según Karlene Petitt, autora del blog ‘Flight to Success’. Al igual que los viajeros, los pilotos y personal de cabina se verán, igualmente, obligados a modificar sus planes y sus horarios.
Pettit pide a los pasajeros que sean más condescendientes con estas incidencias: “Los pilotos se sirven de su experiencia y su criterio para tomar la difícil decisión de permanecer en tierra y cancelar un vuelo. Es una resolución que no se toma a la ligera y siempre tiene como base la seguridad”. según ella, una cancelación puede, literalmente, salvarte la vida.
Los errores de los comandantes
Los pilotos son humanos y cometen también pequeños errores. Uno muy típico y que puede resultar muy molesto a los pasajeros (que tendrán que permanecer en su asiento más tiempo del necesario) es el de olvidarse de apagar la luz que señala la obligatoriedad de llevar el cinturón puesto.
Si sientes una perentoria emergencia de acudir al baño, el avión ha ganado ya la altura suficiente, no parece que existan turbulencias y aún así la luz de cinturón permanece encendida, lo mejor que puedes hacer es preguntar al personal de cabina si está permitido que te levantes del asiento.
La verdad sobre las turbulencias
La comandante Laura Einsetler, autora del blog ‘Capitan Laura’, ofrece un pequeño truco a aquellos que sientan particular aprensión por este inevitable fenómeno: “Les recomiendo que vuelen, siempre que puedan, por la mañana, que es cuando más tranquila está la atmósfera”.
Los pilotos poseen algunas herramientas para poder sortearlas, pero es imposible asegurar al 100% que un vuelo vaya a ser completamente tranquilo: “La atmósfera es un fluido que cambia constantemente en el que se pueden producir turbulencias de manera casi instantánea. Así que siempre hay que llevar el cinturón puesto mientras se esté sentado”, cuenta el piloto de American Airlines Chris Manno, autor del blog ‘JetHead’.
Los pasatiempos están prohibidos
Eric Auxier, un comandante con más de dos décadas de experiencia, señala que muchas compañías aéreas prohíben meter en la cabina cualquier material que pueda convertirse en una distracción: revistas, libros, música, etc.
Para ellos, el único entretenimiento está, en muchos casos, en hablar con el compañero de cabina. Por este motivo, tal y como vimos en un reciente artículo, las compañías evitan, a través de un curioso sistema, que los pilotos que se llevan mal entre sí concidan en un mismo vuelo.
Si hay un problema grave no te lo dirán
El pánico en una aeronave no tiene ninguna utilidad. No es más que un obstáculo que añade más contrariedades a una situación crítica.
Para calmar a los pasajeros, las habilidades comunicativas juegan un papel fundamental. Si una avería obliga a volver al aeropuerto de origen, la noticia será siempre dada con un eufemismo o un circunloquio, como que es necesario regresar al punto de partida por razones técnicas: “Les decimos a los pasajeros solo lo que necesitan saber. Jamás les desvelaremos algo que les asuste innecesariamente”; cuentaJim Tilmon, piloto de American Airlines retirado, a ‘The Reader’s Digest’.
Les encanta utilizar sus habilidades
Los aviones llevan cada vez más sistemas para automatizar el trabajo de los pilotos. Por eso mismo, los momentos que estos trabajadores disfrutan más son, precisamente, los de despegue y aterrizaje.
En una encuesta llevada a cabo por ‘The Telegraph’, los pilotos reconocieron que los aeropuertos más complicados y que más les ponían a prueba eran también los que más les gustaban: Nápoles, Madeira, Innsbruck o Gibraltar se encontraban entre ellos.