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Mundial Qatar lleno de polémicas sin rodar el balón

Qatar 2022 está bajo la lupa. No porque pueda ser el anhelado Mundial de Lionel Messi, del resurgimiento de Alemania o de Brasil, las polémicas tienes los focos del certamen.

En las últimas se habla del torneo por la negativa de artistas como Dua Lupa a participar, la bajada del bus de Shakira y J Balvin, las múltiples pancartas en estadios del mundo llamando a un Boicot. ¿La razón?, la violación de derechos humanos en Catar, un país que cuya ley islámica vulnera las libertades de la mujer y de la comunidad LGTBI.

La realidad en Qatar es totalmente contradictoria a los valores que promueve la FIFA, banderas que parecen ser de expansión y no de verdadera lucha por la diversidad, el juego limpio, la igualdad de género.Uno de los lemas que más genera identificación con la FIFA es el del ‘Fair Play’, sólo una identidad de marca.

Desde que se adjudicó a Catar como anfitrión del Mundial ha estado entre polémica por sospechas de sobornos y posibles extorsiones que rodearon la decisión de dirigentes del organismo.

Joseph Blatter, presidente de la FIFA entre 1998 y 2015, tuvo que declarar en 2021 ante investigadores franceses “por corrupción activa y pasiva”, adjudicación del Mundial a Qatar. El ex dirigente fue citado por dar su testimonio sobre un almuerzo celebrado el 23 de noviembre de 2010, del que participaron Nicolas Sarkozy, el entonces presidente de la UEFA , Michel Platini, y dos altos dirigentes de Catar.

La sospecha sobre Platini es la de votar a favor de Qatar por petición de Sarkozy. El millonario contrato firmado por los derechos de transmisión de Rusia 2018 y Qatar 2022 la cadena qatarí Al-Jazeera por 300 millones de dólares, más el bono de 100 millones para la FIFA si Catar recibía la sede, como pasó, hace que huela mal; pero si se levanta la tapa de la olla, el hedor es putrefacto.

Aunque en marzo de 2021 la FIFA publicó ‘Derechos humanos: el camino hacia el progreso’, un documental donde proyecta los supuestos avances desde 2010, fecha en que se adjudicó a Catar como sede, en derechos de los trabajadores, el “llamamiento a reformas laborales” se quedó corto. Cuando Qatar 2022 se convirtió en hecho, la FIFA sabía, o al menor debía, saber que el país no contaba con la mano de obra para construir una infraestructura de 220.000 millones de dólares y llegarían millones de trabajadores migrantes.

El ente rector hizo un pase a ‘lo Laudruop’ y volteó la mirada mientras se levantaron estadios, hoteles a costas de abusos, que incluyen muertes, lesiones, salarios impagados y costos de contratación exorbitantes.

En mayo del presente año Human Rights Watch, Amnistía Internacional y FairSquare lanzaron la campaña #PayUpFIFA, en la que le exigían a la FIFA que ofreciera reparación, incluida una compensación económica, “por los graves abusos”, iniciativa apoyada por 7 de las 32 federaciones participantes: Real Federación Belga de Fútbol (RBFA), Federación Francesa de Fútbol (FFF), Asociación Inglesa de Fútbol, Deutscher Fußball-Bund (Federación Alemana de Fútbol, DFB), Koninklijke Nederlandse Voetbalbond (Real Federación Holandesa de Fútbol, KNVB), Asociación de Fútbol de Gales (FAW), Federación de Fútbol de Estados Unidos (U.S. Soccer).

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