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¿Por qué motivo hacen llorar los gases lacrimógenos de los antidisturbios?

Radio Diez de Marzo comparte:

Durante la época romana era frecuente que tras el fallecimiento de una persona sus familiares y amigos vertiesen sus desconsoladas lágrimas en pequeños recipientes, los cuales terminaban depositados en la tumba junto al cuerpo sin vida a modo de respeto. Aquellos recipientes recibían el nombre de lacrimatorios.

Esta costumbre fue arrinconada durante siglos para volver a resurgir en el siglo XIX, cuando la encorsetada sociedad victoriana exigía guardar un luto riguroso tras la muerte de un familiar.

En aquella época se recomendaba verter las lágrimas de duelo en unas botellitas provistas de un tapón especial, que permitiera la evaporación de su contenido durante un tiempo limitado. Se daba por terminado el periodo de luto en el momento en el que ya no quedasen lágrimas en su interior.

Se cuenta que durante la Guerra Civil Estadounidense las mujeres lloraban la ausencia de sus esposos en botellas lacrimatorias, las cuales serían utilizadas como registro de cuánto les habían añorado.

Del CS al CR
C10H5ClN2 es la fórmula química del clorobenzilideno malononitrilo, un compuesto al que habitualmente se conoce simplemente como gas CS. Estas letras son las iniciales de los apellidos de sus creadores: Ben Corson y Roger Stoughton.

CS es un gas lacrimógeno creado en la Universidad Middlebury College en Vermont (Estados Unidos) en 1928. A pesar que desde 1993 -por la Convención de Ginebra- entró a formar parte del listado de sustancias químicas prohibidas para la guerra, a nivel doméstico la mayoría de los países del mundo lo siguen empleando para controlar a la población civil durante las protestas y disturbios.

Después de la exposición, y en un área de dispersión que oscila entre los 60 y los 300 metros cuadrados, los manifestantes tienen irritación de los ojos, nariz y vías respiratorias, así como picor, ardor y enrojecimiento cutáneo.

Además del CS hay otros compuestos que también se pueden utilizar con fines lacrimógenos, pero han quedado relegados a un segundo plano porque tienen efectos adversos muy graves. En este grupo se encuentran, por ejemplo, el gas CN (cloroacetofenona) y el gas CR (dibenzoxazepina), que es hasta seis veces más potente.

También las cebollas
Uno de los mecanismos de defensa con el que nos ha dotado la naturaleza para evitar el daño ocular es el lagrimeo. ¿Quién no ha sufrido los efectos irritantes de la cebolla cuando estamos en el proceso del troceado?

La razón de este proceso es muy sencilla. Cuando cortamos las cebollas se producen roturas celulares que permiten a una enzima (alinasa) entrar en contacto con una determinada molécula (trans-S-propenil-L-cisteina sulfóxido), produciendo piruvato, amoniaco y syn-propanotial-S-óxido. Es precisamente esta última molécula la responsable de la irritación ocular y del lagrimeo, ya que al combinarse con el agua de las lágrimas forma ácido sulfúrico, que es especialmente irritante para los ojos.

Hace algunos años un equipo multidisciplinar de investigadores japoneses y neozelandeses diseñaron unas cebollas sin lágrimas, las bautizaron como Smile Balls. El secreto estaba en que habían sido modificadas genéticamente, desactivando el gen de la proteína responsable del lagrimeo. Más recientemente, en un estudio publicado en la revista Nature, otro equipo de científicos consiguió por otro mecanismo que el corte de la cebolla no provocase lágrimas, en esta ocasión lo consiguieron al irradiar las semillas con iones.

En ambos casos el tributo que hubo que pagar para sacrificar las lágrimas fue perder parte de su sabor original. Y es que no se puede tener todo…

Tomado de: https://www.abc.es/ciencia/motivo-llorar-gases-lacrimogenos-antidisturbios-20230210195154-nt.html

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