¿Pueden las bolsas de té enfermarte?
Incluso esa relajante taza de té que tomas cada noche o después de comer podría esconder algunos peligros para la salud. ¿El motivo? En los últimos años algunas compañías de té comenzaron a reemplazar las clásicas bolsitas de papel por otras de plástico. Según un nuevo estudio canadiense, estas últimas podrían añadir miles de millones de microplásticos a las infusiones.
“Mostramos que dejar una sola bolsita de té de plástico a la temperatura de infusión, 96 grados Celsius o 205 Fahrenheit, libera alrededor de 11.6 mil millones de microplásticos y 3.1 mil millones de nanoplásticos en una sola taza”, concluyó el equipo dirigido por Nathalie Tufenkji, profesora de ingeniería química en la Universidad de McGill, en Montreal. Sus hallazgos se publicaron en Environmental Science & Technology.
La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) informa que la diferencia entre micro y nanoplásticos reside en su tamaño. Mientras los primeros varían de 0,1 a 100 μm, los nanoplásticos tienen un tamaño, aproximadamente, de 1 a 100 nm (0,001 a 0,1 μm).
A su vez, existen dos “categorías” según su origen: primarios y secundarios. Los microplásticos primarios son originalmente fabricados para tener ese tamaño, mientras que los secundarios se originan a partir de la fragmentación de plásticos mayores. En el caso de los nanoplásticos, pueden surgir a partir de materiales de ingeniería, como revestimientos de cables o chips, o durante la fragmentación de desechos microplásticos.
Ya sea a través de los alimentos, las bebidas, o el aire, estos compuestos llegan a nuestro organismo. El principal motivo es el incremento en la producción y consumo de plástico, que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aumentó desde 1960 en un 9% anual, llegando a producirse en 2015, 322 millones de toneladas (un elefante adulto solamente pesa 12).
Últimamente comenzaron a conocerse casos de que se encontraban microplásticos en grandes cantidades en el agua del océano y del grifo, en pescados y mariscos, e incluso en las heces humanas. Ahora, el nuevo trabajo Universidad de McGill encontró una nueva forma de transmisión: las bolsitas de té. Al no poder verse, sentirse o saborearse estas partículas, corremos el riesgo de consumir miles de millones por taza.
Qué peligro esconde tu té
Para este trabajo los investigadores sacaron las hierbas de las bolsitas plástico de cuatro fabricantes distintos. Tras lavar las bolsitas vacías las colocaron en agua caliente, y, usando un potente microscopio electrónico, hallaron que una sola bolsita liberaba casi 12 mil millones de partículas de microplástico, y más de 3 mil millones de nanoplástico, e incluso más pequeñas, en el agua. Esos niveles eran miles de veces mayores que los observados en otros alimentos.
Sobre este descubrimiento el doctor Kenneth Spaeth, jefe de medicina ocupacional y ambiental de Northwell Health en Great Neck, Nueva York, que no participó de la investigación, señaló “plantea la idea de que la exposición de los humanos a los microplásticos no solo es resultado de una contaminación generalizada en el ambiente más amplio, sino que nuestro uso de plásticos en los productos del consumidor empeora notablemente nuestra exposición a los microplásticos”.
El experto advirtió que en los últimos años se presentó mucha evidencia científica que demuestra que los microplásticos no solo son ubicuos en el ambiente más general, sino que también entran a nuestros cuerpos.
Enfatizó que simplemente hay muy pocos datos sobre si los microplásticos plantean o no una amenaza para la salud humana. Pero “basándose en su composición molecular, hay motivos para una preocupación real sobre los efectos potenciales en la salud”.
Y agregó: “Contienen una variedad de componentes que se sabe que dañan a la salud humana, incluyendo sustancias que afectan a las hormonas, además de ser cancerígenos para los humanos”.
Texto e Imagen de Hola Doctor