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Un naufragio de la II Guerra Mundial amenaza el ecosistema del fondo marino

Radio Diez de Marzo comparte:

El V-1302 John Mahn fue un barco de pesca de arrastre alemán reconvertido en patrullero durante la Segunda Guerra Mundial. Su servicio terminó el 12 de febrero de 1942 durante la Operación Cerberus, cuando un ataque aéreo de la Royal Air Force británica acabó hundiéndolo en el Mar del Norte, frente a la costa belga. Sin embargo, su presencia aún puede ‘sentirse’ ochenta años después, ya que sus restos siguen vertiendo sustancias contaminantes, como explosivos y metales pesados, en el fondo marino, influyendo en el ecosistema que lo rodea. Así lo constata un nuevo estudio publicado en la revista ‘Frontiers in Marine Science’, que alerta además sobre el peligro de otros barcos hundidos olvidados que pueden estar afectando negativamente a la microbiología y la geoquímica de su entorno.

Todo surgió como parte del proyecto North Sea Wrecks, cuyo objetivo es tener localizados y controlados los miles de restos de barcos, aviones y munición que cubren el lecho marino del Mar del Norte. «La gente suele estar bastante interesada en los naufragios desde el punto de vista histórico«, explica la autora del estudio, Josefien Van Landuyt, estudiante de doctorado de la Universidad de Gante. «Sin embargo, a menudo se olvida el impacto ambiental de estos restos. Por eso queríamos ver si los viejos naufragios en nuestra parte del mar (Bélgica) todavía estaban dando forma a las comunidades microbianas locales y si aún afectaban al sedimento circundante», afirma.

El equipo tomó muestras tanto del casco de acero como del suelo de alrededor. Al analizarlas, hallaron diversos grados de contaminación, dependiendo de la distancia desde los restos: en la zona donde se almacenaba el carbón y en el sedimento depositado tras el naufragio se encontró un alto contenido en metales pesados, como el níquel o el cobre. También se hallaron hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH por sus siglas en inglés, unos químicos que se encuentran naturalmente en el carbón, el petróleo crudo y la gasolina), arsénico y compuestos explosivos.

«Aunque no vemos estos viejos naufragios, y muchos de nosotros no sabemos dónde están, aún pueden estar contaminando nuestro ecosistema marino – dice Van Landuyt-. De hecho, el paso del tiempo podría aumentar el riesgo ambiental de estos restos debido a la corrosión, que está abriendo caminos nuevos. Por ello, su impacto ambiental aún está evolucionando».

También descubrieron que el barco ha influido en el microbioma (en el conjunto de bacterias, arqueas, virus, hongos y protistas) que lo rodeaba. Se encontraron microbios degradantes de PAH conocidos como Rhodobacteraceae y Chromatiaceae en las muestras con más contaminantes; por otro lado, las bacterias consumidoras de sulfato (como Desulfobulbaceae) estaban presentes en las muestras del casco, lo que probablemente condujo a la corrosión del acero.

Hasta 20,4 millones de toneladas de restos sumergidos
Se calcula que entre todos los naufragios de guerras mundiales se han vertido a los mares entre 2,5 y 20,4 millones de toneladas de productos derivados del petróleo. «Si bien los naufragios pueden funcionar como arrecifes artificiales y servir para contar la historia, no debemos olvidar que son objetos creados por personas que se han introducido a la fuerza en un entorno natural«, incide Van Landuyt. «De hecho, por esta razón en la actualidad se eliminan los nuevos naufragios».

Y la investigadora alerta que el caso del John Mahn tan solo es la punta del iceberg: «Solo investigamos un barco, a una profundidad, en un lugar. Para obtener una mejor visión general del impacto total de los naufragios en el Mar del Norte, sería necesario muestrear una gran cantidad de estos restos en varios lugares».

Tomado de: https://www.abc.es/ciencia/naufragio-guerra-mundial-amenaza-ecosistema-fondo-marino-20221017184852-nt.html

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