Asesinan a seis guardabosques del santuario de gorilas en la República Democrática del Congo
Los trabajadores fueron emboscados en el Parque Nacional Virunga en la tarde del lunes. Sólo en los últimos 20 años 170 personas han muerto protegiendo esta reserva.
Cinco guardabosques y su conductor fueron asesinados ayer en el Parque Nacional Virunga, ubicado en el este de la República Democrática del Congo y conocido por ser el parque natural con mayor diversidad de toda África.
El ataque tuvo lugar en el área central de la reserva donde los guardabosques cuidaban de una de las poblaciones más grandes de gorilas de montaña que hay en el mundo. Además de las cinco personas que perdieron la vida, un guardabosques más terminó gravemente herido, convirtiéndose así en la mayor pérdida humana que ha vivido este parque en toda su historia.
Infortunadamente, el Parque Nacional Virunga no solamente es conocido por su diversidad de fauna, sino por ser uno de los lugares que implica más peligro para proteger. Sólo en los últimos 20 años 170 guardabosques han muerto protegiendo esta reserva.
“El creciente número de víctimas le ha ganado al parque una reputación como uno de los proyectos de conservación más peligrosos del mundo. En agosto pasado, cinco guardaparques fueron asesinados cuando la milicia local atacó su puesto en la parte norte del parque a orillas del lago Edward”, comenta el periódico inglés The Guardian.
Y es que en este parque, que alcanza los 7,800 kilómetros cuadrados, se han mezclado varias amenazas. Los grupos rebeldes armados, las bandas locales y una especie de grupo paramilitar conocido como “Mai Mai” han encontrado en esta reserva un refugio. Esto sin contar con que hay toda una industria ilegal detrás que quiere abastecerse con la tala de los árboles del parque.
Es más, aunque no hay nada confirmado, la primera sospecha que han tenido las autoridades es que este último asesinato masivo fue perpetrado por los “Mai Mai”.
En un comunicado divulgado a través de su twitter el Parque Nacional Virunga dio sus condolencias: “”Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de nuestros colegas. Virunga ha perdido algunos guardabosques extraordinariamente valientes que estaban profundamente comprometidos con trabajar al servicio de sus comunidades. Es inaceptable que los guardabosques de Virunga sigan pagando el precio más alto en defensa de nuestra herencia común “.
También advierten que los guardabosques que murieron en la emboscada eran bastante jóvenes, pues estaban entre los 22 y los 30 años. Como la mayoría de trabajadores del parque, se trataba de ciudadanos que vivían en los alrededores del parque y a los que le interesó sumarse al proyecto de conservación como guardabosques.
Entre la conservación y la violencia: la historia de Virunga
El Parque Nacional Virunga fue fundado en el año 1925 por las autoridades colonialistas Belgas. Sin embargo, no fue hasta que el país se independizó (1960) y con la llegada del presidente Mobutu Sese Seko, que el parque logró coger fuerza.
Después, cuando este líder cayó en 1997 y se generó una guerra civil, el parque sufrió uno de sus momentos más caóticos y oscuros. Tanto así que el registro de la población de gorilas de montaña se fue en picada, llegando sólo a los 300 individuos.
Pero en 2007, en una especie de alianza que se formó entre donadores privados, la Unión Europea, la fundación del Buffet Howard G y el servicio de vida salvaje Congolise, Emmanuel de Merode, hijo de una familia de nobles de Bélgica, tomó control del Parque y trató de organizar las cosas.
Desde entonces a cada guardabosques se le paga un salario de 250 dólares y se crearon varias iniciativas que ayudaran a la economía de las comunidades locales, como darles pequeños micro préstamos o crear hidroeléctricas que les den un ingreso.
De los 300 gorilas que dejó la guerra civil, el número creció a más de 1.000. Razón por lo que los guardabosques del Virunga han ido ganando reconocimiento. De hecho, uno de los seis ganadores del Goldman Prize el año pasado, algo así como el “Nobel del medioambiente”, fue otorgado a Rodrigue Katembo. A los 14 años Katembo fue obligado a ser soldado, pero después de lograr escapar, estudió biología y ahora se dedica a la conservación en el parque.
Texto y foto de El Espectador, diario de Colombia.