Colombiano gana premio de diseño en Madrid por prótesis para niños
Publicación de EL TIEMPO de Bogota Colombia.
Darío es un niño de 11 años que no desarrolló sus brazo derecho, pero una moderna prótesis robótica le permite armar la extremidad como él quiera: puede ser un robot, una grúa, una estación, un vehículo. Solo necesita imaginación y fichas de Lego.
Con este diseño de una prótesis infantil sobre la que el pequeño monta piezas como desee, Carlos Arturo Torres ganó recientemente los premios de Diseño industrial y de Diseño e innovación de la 5.ª Bienal Iberoamericana de Diseño, que se inauguró en noviembre y termina el 26 de febrero en Madrid (España).
Cuando Torres trabajaba en la sede de Lego de Dinamarca, tuvo la idea de utilizar sus conocimientos de diseño para algo que fuera útil en Colombia, y pensó en los niños con limitaciones físicas y su proceso de integración social.
Trabajó en ideas para solucionar la cuestión física al tiempo que la emocional y la cognitiva, y se le ocurrió crear una prótesis a la que ellos pegan fichas para formar las figuras que deseen.
El punto clave estaba en lograr un equilibrio entre las características lúdicas y funcionales de la prótesis. En esto trabajó de la mano de Lego Lab y la Fundación Cirec (Centro Integral de Rehabilitación de Colombia).
El objetivo de Torres, quien estudió en la Universidad Umeå (Suecia), era buscar la integración social de los niños, mediante un proceso lúdico de aprendizaje que estimule su creatividad y autoestima.
“La prótesis permite que el niño se exprese como niño y que la gente con miedo a la discapacidad se le acerque; así se convierte en una herramienta lúdica de unión”, dice Torres.
Darío fue el primer pequeño que probó el prototipo. La prótesis, denominada Iko, está formada por motores y sensores, y está alimentada por una batería. Puede moverse, coger objetos y manipular botones. Consta de tres partes básicas, a las que se les agregan las fichas de Lego, de la serie Mindstorms que permite la construcción de robots, de manera que la mano se convierte en una grúa, una nave espacial o una emisora de rayos.
Iko cuesta alrededor de 5.000 dólares, mientras una prótesis regular está en torno a los 10.000. El proyecto está a la espera de un patrocinador que lo apoye.
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