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El mundo vive la etapa de riesgo nuclear más alto “desde la crisis de los misiles cubanos”

Ernest Moniz, físico nuclear y exsecretario de Energía de EEUU, dice que el mundo ha tenido suerte de que nunca haya habido un lanzamiento accidental de misiles nucleares.

El mundo ha tenido suerte, hasta el momento, de que un cálculo erróneo no haya provocado un lanzamiento de armas nucleares, pero las probabilidades de un accidente catastrófico están aumentando, según el exsecretario de Energía de Estados Unidos Ernest Moniz.
Moniz es un físico nuclear que jugó un papel fundamental en el histórico acuerdo de no proliferación nuclear firmado en 2015 con Irán. En su opinión, el margen de error para evitar desastres se está achicando debido a la introducción de armas nuevas de menor tamaño, a la ampliación de las circunstancias en las que se contempla su uso y a la falta de comunicaciones de alto nivel entre las principales potencias nucleares.
Como dijo Moniz a The Guardian, la probabilidad de usar armas nucleares “es más alta de lo que ha sido desde la crisis de los misiles cubanos”.
Desde su cargo actual como director y copresidente de la Nuclear Threat Initiative (NTI), Moniz se refirió a la falsa alarma que emitió en enero el sistema de alerta pública de Hawái como el tipo de fallo tecnológico que podría llevar a un error fatal de cálculo. La alerta obligó a los hawaianos a correr en busca de refugio y pasaron casi 40 minutos antes de que rectificaran el error.
“Treinta y ocho minutos es sustancialmente más tiempo que el que el presidente Trump, el presidente Putin o los líderes de otros países con armas nucleares tendrían para responder ante un alarma por la aproximación de misiles”, dijo Moniz.
“Sabemos que ese tipo de advertencias ha ocurrido muchas veces en la historia y hasta ahora hemos logrado esquivar el peligro”, dijo. “Pero esquivar el peligro se hace más difícil cuando hay muchas tensiones entre los países y no hay comunicaciones importantes”.
Durante la Guerra Fría, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética estuvieron a punto de lanzar sus armas nucleares varias veces por fallos técnicos o análisis erróneos que daban la falsa impresión de estar bajo un ataque inminente.
Según Moniz, dos puntos en la reciente revisión de la postura nuclear del gobierno de Trump (publicada a principios de febrero) aumentan aún más la posibilidad de un error de cálculo.
La revisión pide el desarrollo de un misil de bajo rendimiento que puede ser lanzado desde submarinos. Según los críticos, ese misil podría ser interpretado por generales y líderes políticos como más “utilizable” que las armas termonucleares cuya potencia se mide en megatones.

La misma crítica se hace a los planes, heredados de la Administración de Obama, de gastar 10.000 millones de dólares en la modernización de otra arma nuclear táctica, la bomba B61. En un nuevo informe publicado esta semana, la NTI advirtió de que esas armas pueden ser inútiles como elemento disuasorio y que constituyen un riesgo de seguridad potencialmente catastrófico.
La revisión de la postura nuclear de Trump también amplía las condiciones en que Estados Unidos puede considerar el uso de su arsenal nuclear: ahora incluye los ataques devastadores contra la infraestructura, entre los que figuran los ciberataques.
“Nos parece que el uso de una nueva clase de armas menores lanzadas desde submarinos hace mayor el problema de un posible cálculo erróneo”, dijo Moniz.
El exjefe del departamento de física del Massachusetts Institute of Technology (MIT) añadió que ampliar las condiciones de respuesta nuclear para incluir el ataque cibernético es especialmente preocupante debido a que muy pocas veces queda absolutamente claro quién es el responsable de dichos ataques.
“Un ataque cibernético a una infraestructura importante puede no ser un ataque avalado a nivel nacional. Podrían ser hackers de terceros países a los que divierta un intercambio nuclear entre dos grandes potencias”, dijo.
Moniz dijo también que el mundo había tenido aún más suerte de no haber sufrido hasta ahora un atentado terrorista con bomba sucia, como se llama al uso de explosivos convencionales para esparcir material radiactivo en una zona extensa. Según Moniz, “las consecuencias son menores (que las de una detonación nuclear) pero las probabilidades son mucho mayores”.
Como él recordó, cuando Mosul cayó bajo el dominio del ISIS en 2014, había una gran reserva del letal cobalto-60 que la facultad de Medicina de la Universidad de Mosul usaba para curar el cáncer. El ISIS no hizo uso de dicha reserva.
De acuerdo con Moniz, la comunidad internacional debería intensificar los esfuerzos de manera “silenciosa y sistemática” para buscar otras fuentes del cesio radiactivo que se usa en medicina antes de que se termine la suerte. “Yo diría que es sorprendente que hasta la fecha no hayamos tenido un incidente significativo en ese campo”.

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