Estas son las ciudades más caras del mundo en 2020: cómo el coronavirus cambió el coste de la vida
‘The Economist’ elabora una clasificación en función de los resultados de la encuesta de coste de vida en 133 ciudades del mundo, en las que valora el precio de más de un centenar de productos y servicios
En la parte alta de esta tabla no suele haber grandes diferencias de un año a otro, aunque sí unas ciudades le roban el puesto a otras. En 2020, al igual que en 2019, son tres las ciudades que compiten por la primera posición de este ‘ranking’.
Cada año, la revista ‘The Economist’ publica su ‘ranking’ de ciudades más caras del mundo, elaborado con los resultados de la encuesta mundial sobre el coste de la vida de ‘The Economist Intelligente Unit’ y que en 2020 ha visto la luz este mes de noviembre.
El año pasado fue la primera ocasión en la que tres ciudades empataban en el número uno de la clasificación, y en 2020 no solo se repite la misma situación, sino que lo hace con las mismas localidades: París, Singapur y Hong Kong se llevan la palma como las tres ciudades más caras del mundo.
Esta encuesta compara los precios de casi 140 productos y servicios en 133 ciudades de todo el mundo, y los resultados de la misma sirven a las empresas, en parte, para negociar una compensación adecuada para reubicación de personal.
Si bien cada año hay cambios, el punto clave de 2020 ha sido la pandemia de coronavirus, que ha afectado a todo el planeta: el coste de la vida, en general, ha variado a causa de la volatilidad de las divisas, los problemas en la cadena de suministros, el impacto de los impuestos y los cambios en los hábitos de los consumidores.
Las 10 ciudades más caras del mundo en 2020
París (Francia)
Hong Kong (China)
Zúrich (Suiza)
Singapur (Singapur)
Osaka (Japón)
Tel Aviv (Israel)
Nueva York (Estados Unidos)
Ginebra (Suiza)
Los Ángeles (Estados Unidos)
Copenhague (Dinamarca)
De las 10 categorías que evalúa el informe, hay dos en las que se experimenta un mayor aumento de precios con respecto a 2019: en tabaco y en lo que ‘The Economist’ engloba en el concepto de entretenimiento, que hace referencia a compras variadas que van desde el coste de una cena completa a un libro, un televisor o un ordenador (está incluido el producto de consumo electrónico).
El coste de un ordenador, por ejemplo, se ha incrementado en 18,7 puntos de promedio, siendo la ciudad más cara en este sentido Osaka (Japón), mientras que Caracas (Venezuela) se convierte en la más barata.
Según ‘The Economist’, el problema en la industria electrónica tiene comienzo en la ‘zona cero’ del covid-19, Wuhan (China), al confinar un importante centro de fabricación de productos eletrónicos: la paralización de la producción llevó a una disminución en la oferta y, por lo tanto, a un incremento de los precios, agravado aún más con el impulso del trabajo en remoto, que propulsó la demanda de ordenadores de sobremesa y portátiles.
A esto se le suma la batalla tecnológica entre China y Estados Unidos. En el otro lado de la balanza se encuentra el sector textil: los consumidores, preocupados por la crisis económica provocada por la pandemia, han optado por adquirir productos más baratos en muchos países, aumentando la competencia en productos, por lo general, más baratos y particularmente en la industria de la moda.
No obstante, dado que los consumidores de altos ingresos no se han visto, comparativamente, tan afectados por la crisis el producto ‘premium’ ha mantenido sus precios de manera bastante estable —en España, por ejemplo, el mercado de vivienda de lujo incluso ha cogido cierto impulso—.
La fluctuación del valor de la moneda también ha contribuido a estas variaciones: en general, la ‘debilidad’ de la moneda se ha extendido a lo largo de todo el mundo, desde Asia hasta América; en el momento en el que se realizó esta encuesta, en septiembre de 2020, la moneda era mucho más débil en el continente americano y más fuerte en Europa occidental.
Precisamente por esta razón América Latina y Norteamérica son las dos regiones en las que más ha caído el coste de la vida, frente a Europa occidental y, aunque lejos, Asia, como las que más ha aumentado.
No hay que obviar tampoco determinadas medidas implementadas desde los Gobiernos, que también han tenido su efecto en los precios: Argentina autorizó la aplicación de un control ante el creciente aumento de los precios en productos básicos, como alimentos o de limpieza; mientras que Arabia Saudí respondió a la caída del precio del petróleo elevando el IVA.
Con textos de