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Harold Bedoya: el militar que quiso ser presidente

Publicación de  EL ESPECTADOR de Bogotá, Colombia

El excomandante de las Fuerzas Militares y candidato presidencial en 1998 y 2002 luchaba contra un cáncer linfático desde hace unos dos años. Criticó con dureza el proceso de paz con las Farc.

“Presidente, mijo: usted va ser presidente”, era una de las frases que más repetía Antonio Bedoya, padre de uno de los generales del Ejército más recordados por la institución castrense: Harold Bedoya Pizarro. Sin embargo, el alto oficial falleció este martes en el Hospital Militar Central (Bogotá) sin haber llegado a ser el primer mandatario colombiano. Al uniformado, quien fue candidato presidencial en 1998 y 2002, le diagnosticaron cáncer linfático, que aproximadamente hace seis meses hizo metástasis. Durante el tiempo que el uniformado estuvo internado, la familia prefirió no comentar sobre su salud ante los medios de comunicación.

En los 47 años de su carrera militar, Bedoya fue uno de los miembros del Ejército que más combatieron a las guerrillas. Sin embargo, un episodio de la guerra partidista, diez años antes de entrar a la Fuerza Pública, marcó su carácter en su periplo castrense. Según lo relatado por él, fue testigo de la masacre de una familia en una finca de Bolívar durante su juventud, una escena común en la época por el sangriento enfrentamiento entre conservadores y liberales. Ante la tragedia, Bedoya prometió no descansar hasta dar con los asesinos. Después de 25 días sin parar de buscar, los encontró.

Ya en el Ejército formó parte de los grupos antiguerrilla que operaban en Meta y Tolima. En las persecuciones que emprendió derrotó a guerrilleros como Tarzán, Pedro Brincos y Sangre Negra. Además, en 1965 comandó el operativo que acabó con la vida de Efraín González, quien era considerado un bandido en esa época y operó durante muchos años en Santander y Boyacá. Por entonces, las noticias señalaron que las maniobras del Ejército fueron “valientes, dedicadas y eficientes”. Los testigos relataron para la prensa que el entonces teniente Bedoya se enfrentó contra González, quien se refugió en un barrio del sur de la capital luego de haber matado a varios miembros de la Fuerza Pública.

Cuando Bedoya fue nombrado comandante de las Fuerzas Militares, en 1996, las Farc realizaron uno de los ataques más cruentos contra la Fuerza Pública. El 30 de agosto de 1996, el grupo guerrillero se tomó la base de Las Delicias, en Puerto Leguízamo (Putumayo). La acción subversiva dejó 27 uniformados muertos y otros 60 secuestrados. Una de las últimas intervenciones públicas de Bedoya fue en mayo de 2011, cuando el Consejo de Estado condenó a la Nación por omisión en esa toma guerrillera. El oficial rechazó el fallo.

Ruido de sables

El episodio por el cual Bedoya es más recordado se dio cuando el presidente Ernesto Samper Pizano ordenó despejar la zona rural del municipio de la Uribe para facilitar la iniciación de los diálogos de paz con el secretariado de las Farc. En su momento, los altos generales del Ejército, encabezados por Bedoya, le pidieron al primer mandatario que si les iba dar la orden de desmilitarizar el área rural de Uribe, se las diera por escrito, porque si acaso esa orden resultaba ilegal o inconstitucional quedarían claras las responsabilidades.

Aunque desde 1995 los medios de comunicación señalaban que el alto oficial tenía una tensa relación con Samper Pizano, parece ser que la gota que colmó el vaso fue esa petición que le hizo Bedoya al presidente, interpretada como una insubordinación por parte del alto oficial y hasta se llegó a rumorar que el oficial intentó organizar un golpe de Estado para tumbar a Samper. “Hice lo que me dictó la conciencia para defender las instituciones, la patria y hasta el Congreso. Yo no estaba para dar golpes de Estado”, comentó Bedoya en una entrevista con Los Informantes del Canal Caracol, en abril de 2014.

Meses después del impasse, Bedoya fue llamado a calificar servicios y al poco tiempo incursionó en la carrera por la Presidencia de la República para cumplir el deseo de su padre.

El general (r) Bedoya fundó el partido político Fuerza Colombia, con el cual se presentó a los comicios presidenciales de 1998 y 2002, sin mayor éxito. Señalado de tener posturas de ultraderecha y ser cercano a las tesis del uribismo, durante sus últimos meses de vida insistió en que negociar con las guerrillas era un error. Por eso en julio del año pasado le envió una carta al oficial Hernán José Guzmán, para que no tomara la vocería de todos los militares por el papel del general (r ) Jorge Enrique Mora, como uno de los plenipotenciarios del gobierno Santos en los diálogos de paz con las Farc.

En esa misiva, Bedoya calificó al general Mora como una ficha política del presidente Santos para lograr el objetivo que él creía era de las Farc: desestabilizar al país. “Soldados, no hay marcha atrás, armas en dirección, de frente, paso de vencedores”, puntualizó el excomandante en la carta. Bedoya encabezaba a un sector de militares retirados que no se sienten representados por los militares activos alineados con el proceso de paz, ni por los delegados militares para los diálogos de La Habana. Fue un hombre que vivió 47 años en guerra y que hasta el último momento vio en ella la solución.

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