La Fiesta pagana de Halloween y su historia
Halloween es una fiesta pagana que tiene lugar la víspera del Día de Todos los Santos, la noche del 31 de octubre. Al pensar en esta celebración, a todos nos vienen a la mente las calabazas, los disfraces y los niños recorriendo las casas americanas y pidiendo caramelos con la fórmula del “Trick or Treat” (truco o trato).
Lo cierto es que el origen de Halloween nos remonta hasta hace más de 2.500 años, al festival celta de “Samhain” o “fin de verano”. Esa noche los irlandeses celebraban el último día de la temporada de la cosecha y daban la bienvenida así al año nuevo celta, que coincide con el solsticio de otoño.
La leyenda cuenta que esa noche la línea que une Nuestro Mundo con el Más Allá se estrecha tanto que los espíritus pueden pasar a través de ella y volver con los vivos.
Durante esta celebración, los muertos se reencontraban con sus seres queridos y todos cenaban y festejaban unidos. Para que los espíritus no se perdieran y encontraran la luz, algunas personas dejaban velas encendidas, comida y dulces en sus puertas y ventanas. También lograban entrar por ese portal espíritus malignos. Por ello, los vivos se vestían con trajes y máscaras para intentar hacerse pasar por uno de ellos y no sufrir daños.
En Roma decidieron convertir esta festividad pagana en un evento religioso. Fue el Papa Gregorio IV (827-844) quien declaró oficialmente el 1 de noviembre como Fiesta de Todos los Santos, trasladándola del 13 de mayo. En Reino Unido, concretamente en Escocia, a este día se le conoció a partir del siglo XVI como “All Hallows Day” (Día de Todos los Santos) y la noche anterior “All Hallows Eve” (Víspera de Todos los Santos), lo que derivó en su actual nombre: Halloween.
La tradición no llegó a Estados Unidos hasta 1840. Fueron los inmigrantes irlandeses exiliados en América los que llevaron hasta allí la tradición y crearon la leyenda de Jack O’Lantern, el irlandés tacaño y astuto que se topó con el mismísimo diablo y lo atrapó con una cruz la noche del 31 de octubre. El primer desfile se celebró en Minnesota en 1921 y la fiesta no se popularizó hasta bien entrada la década de los setenta.