La maldición de Notre Dame, un misterio de 700 años que involucra a Dios y al Diablo
La Maldición de Notre Dame es una historia que muchos prefieren evitar, pero que esconde entre sus detalles algunos pasajes tan escalofriantes que hacen creer hasta los escépticos más fervientes.
La Catedral de Notre Dame es uno de los símbolos del catolicismo más fuertes del planeta. Dentro de ella se encuentran tres reliquias del tiempo de Cristo: una parte de la cruz, un clavo y la Corona de Espinas que llevó Jesús al momento de ser crucificado.
Para acercarse al cielo, la Ciudad de París decidió iniciar una construcción monumental que dentro de su desenlace involucra a Dios, pero también al Diablo, en un secreto de más de 700 años que este lunes volvió a cobrar fuerza tras el incendio del emblemático edificio ubicado en la isla de la Cité.
La Maldición de Notre Dame es una historia que muchos prefieren evitar, pero que esconde entre sus detalles algunos pasajes tan escalofriantes que hacen creer hasta los escépticos más fervientes.
Todo se remonta a los años 1300, cuando se le encargó al joven herrero Biscornet la terminación de la puerta de Santa Ana, ubicada en uno de los laterales de la Catedral.
Para el artista esta era una oportunidad fundamental para inmortalizar su nombre y si bien lo consiguió, para él el desenlace fue tan trágico que ni siquiera pudo estar presente en la inauguración de su propia obra.
El proyecto para Notre Dame significó un reto monumental: las horas de trabajo se convirtieron en días, los días en semanas y las semanas en meses. Finalizar la Puerta de Santa Ana del modo en el que Biscornet esperaba parecía un trabajo imposible.
El herrero trabajó día y noche y hasta dejó de comer para dedicarle el 100% de su tiempo a la obra. Con el paso del tiempo buscó ayuda, pero no consiguió a alguien capaz de acompañarlo en el proyecto y mientras el tiempo de trabajo se multiplicó continuó, solo, en su labor hasta que cayó desmayado dentro de la Catedral.
El relato más temido sobre Biscornet comienza justamente aquí. Rendido dentro de Notre Dame, una voz lo despertó y le extendió su mano ofreciéndole ayuda. Para el herrero su salvación había llegado. Del otro lado se encontraba el Diablo, quien a cambio de su alma le ofreció la culminación de la puerta.
Sin dudarlo, Biscornet aceptó, terminó su trabajo y a los pocos días falleció. Ni siquiera pudo estar posible para la inauguración que se celebró en el año 1345. Para ese día nadie sabía cómo abrir la puerta y así como el Demonio se hizo presente para ayudar al herrero, Dios también jugó un papel fundamental para abrir la entrada de su casa.
La solución llegó cuando un sacerdote bendijo Notre Dame y arrojó agua bendita sobre las puertas y misteriosamente se abrieron. La historia es tan macabra como sospechosa, y aunque nadie la creía tampoco se animaban a negarla.
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