La obesidad aumenta siete veces el riesgo de enfermedad renal crónica
Publicación de Argentina.
La obesidad es una de las principales amenazas para los riñones porque promueve el riesgo de diabetes tipo 2 e hipertensión arterial, dos de las principales causas de enfermedad renal crónica (ERC) en el mundo. Así lo explicaron los doctores Carlos Díaz, director de la carrera de Especialista en Nefrología y Medio Interno del Instituto Universitario CEMIC, y Cristina Milano, nutricionista del servicio de Diálisis FME- CEMIC.
“También hay razones propias a la obesidad que generan alteraciones renales. Se ha demostrado que los riñones de los pacientes obesos tienen una sobrecarga de su función (hiperfiltración) y con ello mayor riesgo de desarrollar proteinuria (pérdida de proteínas por la orina) lo cual también es un factor predictor de enfermedad renal”, añadieron los expertos.
La obesidad es una epidemia mundial. En la Argentina, según la última Encuesta de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación, la prevalencia de obesidad es del 20,8% y la prevalencia del sobrepeso llega al 37,1%.
En cuanto a la prevalencia de enfermedad renal crónica, estudios internacionales estiman que afecta al 10% de la población mundial. Su manifestación más grave es la insuficiencia renal crónica terminal que lleva al paciente a la diálisis crónica o al trasplante renal.
Según bibliografía médica internacional, las personas con sobrepeso u obesidad tienen un riesgo de 2 a 7 veces mayor de desarrollar enfermedad renal, y en nuestro país más de la mitad de los ingresantes a un plan de diálisis crónica tiene sobrepeso u obesidad.
Según el Registro Nacional de Diálisis, 30 mil personas están hoy en alguna forma de tratamiento de diálisis. Por año, se estima que hay 6.600 nuevos ingresos a diálisis.
En 2015, el mismo registro fijaba una prevalencia de 28.572 pacientes en diálisis. Además, aquel año un 34,4% de quienes ingresaron a diálisis presentaba sobrepeso y un 22,6% correspondió a pacientes obesos.
PREVENCION
“La buena noticia es que la obesidad es prevenible, y por lo tanto también la enfermedad renal que viene asociada a ella. Asimismo, se pueden corregir o controlar otros factores de riesgo tales como el consumo de tabaco, el colesterol elevado, y la ingesta excesiva de proteínas y sodio”, afirmaron Diaz y Milano.
La enfermedad renal crónica es una afección silente, por eso resulta fundamental estar alerta. Los médicos de atención primaria son los que deben poner en marcha la detección de pacientes con este tipo de riesgo para que se implementen estrategias de prevención.
“Una simple prueba de creatinina en sangre y el examen de orina contribuyen a la detección de la enfermedad renal. Un nivel elevado de creatinina en sangre, como ciertas anomalías en el examen de orina, podría suponer enfermedad de los riñones”, detallaron.
CAMBIO DE HABITOS
La educación y la conciencia de los riesgos de la obesidad y un estilo de vida saludable, incluyendo la nutrición adecuada y el ejercicio, pueden ayudar de forma notable a prevenir la obesidad y la enfermedad renal.
Según el Séptimo Informe del Comité Nacional sobre Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Presión Arterial de Estados Unidos, por cada 10 kilos de peso corporal que se pierde, se reducen las cifras de tensión arterial entre 5 a 20 milímetros de mercurio (mmhg). La actividad física la reduce entre 4 a 9 mmhg, y un consumo de alcohol moderado entre 2 a 4 mmhg.
En la Argentina hay muchos hábitos alimenticios que debemos cambiar. El Ministerio de Salud de la Nación hizo un estudio en el que se demostró que los argentinos estamos consumiendo 12 gramos de sal a diario, cuando lo que deberíamos consumir, según la OMS, son 5 gramos o menos.
Otro obstáculo es que no estamos comiendo suficientes verduras y frutas. Estas últimas brindan vitaminas y minerales y otras sustancias que actúan como antioxidantes, que protegen a los riñones al disminuir el proceso oxidativo además de aportar fibras que disminuyen los lípidos que pueden dañarlos. Entre las principales recomendaciones para cuidar los riñones, los especialistas mencionan:
Evite el consumo de alimentos con alto contenido en sodio (fiambres, embutidos, aderezos, productos de copetín). Modere el consumo de sal: la cantidad que aportan los alimentos en su estado natural cubre las necesidades de la mayoría por lo cual no use el salero en la mesa y al cocinar prefiera perejil, ajo, cebolla, albahaca, tomillo, romero y otras hierbas y especias.
Consuma por día dos frutas y tres porciones de verduras de todo tipo y color, preferentemente crudas.
Consuma pescado y cerdo con más frecuencia (dos veces por semana) y disminuya el consumo de carnes rojas a dos veces por semana y blancas a dos o tres. Consúmalas solo en una de las dos comidas principales.
Agregue aceites puros (oliva, canola, girasol alto oleico, soja) en crudo solo para condimentar y modere o evite el consumo de azucares o dulces en función de mantener su peso.
* Beba abundante cantidad de agua (1,5 – 2 litros).
* Consuma cantidades moderadas de alimentos, las que entren en un plato variando la selección.
* Realice al menos 30 minutos diarios de actividad física.
* No fume. Incluso pocos cigarrillos por día son muy dañinos.
* Mantenga la presión arterial por debajo de 140/90 mmHg.
Las personas con diabetes e hipertensión arterial deben mantener un buen control de su enfermedad y de los factores de riesgo asociados.
“Debemos tomar conciencia sobre la salud de nuestros riñones y así contribuir a contener uno de los problemas de salud de mayor impacto en los últimos años. Sus dos causas más frecuentes son prevenibles. Una consulta a tiempo y cambios en nuestros hábitos son dos medidas eficaces para evitar la enfermedad renal crónica o su progresión a cuadros más graves”, concluyen.