PARA QUE EL PAÍS AVANCE DEJEMOS ODIOS Por. Carlos Alberto Lenis García.
Colombia es un país por naturaleza lleno de bondades, somos casi que únicos en el continente americano. Su topografía nos brinda situaciones muy especiales, la tierra produce una diversidad de productos excelentes, tenemos grandes figuras en todas las esferas que nos enaltecen internacionalmente, su economía es sostenible tendiendo a crecer a pesar de lo desvalorizado de la moneda que tenemos.
Cada región sobresale con sus gentes en tonos de productividad muy superior a otros países de este hemisferio.
Es muy cierto que tenemos falencias en el estado, en quienes lo articulan políticamente, que la corrupción ganó linderos inesperados, que la justicia es equivocada en algunas determinaciones, que los tres poderes se destacan en equivocaciones contínuas que nos lleva a desconcertantes instantes de preocupación y que ha convertido a Colombia en dos bandos apadrinados por los medios de comunicación nacional, allí vemos, oímos, que los líderes en la información se destacan por ser el que más razón tenga de cualquier manera, sin importar el criterio periodístico, rayando en el ridículo de ser jueces, de sentenciar con sus “análisis”, sus comentarios y desinformando, porque se parcializan como si fueran dueños únicos de la verdad, defendiendo irracionalidades hasta convertirse en representantes de un grupo o partido político.
Las redes sociales en lugar de beneficiar, están convertidas en campos de batalla, de ofensas, de señalamientos injustificadamente en la mayoría de las veces, simplemente porque se da una opinión, o porque no se está de acuerdo con tal o cual personaje.
En este momento hay dos bandos que se han nombrado con la alcahuetería de los medios nacionales de comunicación, que sin darles de frente estos nombres lo han catalogado así, a los que han llamado miserablemente; los amigos de la Paz y los enemigos de la paz.
Esto no nos hace ningún bien, antes por el contrario, están llevando a Colombia a una crisis que puede ser desmedida en muchos aspectos tanto sociales, económicos, partidistas, y lo que puede ser más preocupante en lo institucional.
Si queremos que el país siga navegando en aguas de mares tranquilos, es mejor que se acaben esas divisiones que de nada nos sirven, el pelear, discutir, atacar al uno o al otro, insisto nos llevará a lamentarnos en un después.
Ha pasado muchas veces que los líderes ponen a su pueblo a confrontar mientras que ellos al calor de una “bebeta” se burlen cuadrando sus dominios.