Quimioterapia restauraría el sistema inmune de pacientes con cáncer de seno
Doxorrubicina y ciclofosfamida también contribuyen a restaurar la respuesta inmune de los pacientes, según investigación realizada en la UN.
La quimioterapia restaura el sistema inmune de pacientes con cáncer de seno, según la investigación realizada por el médico David Andrés Bernal Estévez, doctor en Ciencias Biomédicas de la Universidad Nacional de Colombia (UN), por medio de pruebas de sangre realizadas antes y después del tratamiento de quimioterapia.
Doxorrubicina y ciclofosfamida, medicamentos de amplio uso en el país para tratar el cáncer de mama o seno, también contribuyen a restaurar la respuesta inmune de los pacientes, facilitando su recuperación, según explican desde la UN.
El doctor Bernal explica que ciertos tipos de quimioterapia, e incluso de radioterapia, “inducen en las células tumorales un tipo de muerte diferente al convencional, que alerta al sistema inmune y que es conocido como muerte celular inmunogénica”. Durante dicho proceso el sistema inmune detecta proteínas asociadas con daño liberadas por células cancerígenas como un efecto de la quimioterapia, algo que no sucede en todos los tratamientos ni en todas las clases de cáncer, añade.
Indican desde la Universidad Nacional que, paradójicamente, en esa especie de batalla campal aunque hay consecuencias como el debilitamiento del sistema inmunológico, vómito, pérdida del pelo y resequedad extrema de la piel, aquellas proteínas también lo estimulan para que trabaje mejor. Así ocurre en la terapia neoadyuvante con doxorrubicina y ciclofosfamida, fármacos utilizados para reducir el tumor del cáncer de seno y removerlo después mediante cirugía, añaden.
En Colombia esta quimioterapia se utiliza hace varios años, por ser un tratamiento efectivo y relativamente económico; además “seis de cada diez pacientes responden de manera positiva”, afirma el profesor Carlos Parra, del Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UN, director de la tesis doctoral.
Hasta el momento los efectos restauradores de estos medicamentos sobre el sistema inmunológico solo se habían estudiado en modelos animales, pero después de analizar 17 muestras de sangre de pacientes mujeres, el doctor Bernal evidenció sus beneficios en humanos, destacan desde el centro universitario.
Durante el estudio, realizado por el grupo de investigación de Inmunología y Medicina Traslacional de la UN, se estableció el nivel funcional del sistema inmune de las pacientes antes de aplicarse la quimioterapia. Esto se hizo a través de pruebas de laboratorio en las que se midieron parámetros como las proteínas de los linfocitos T, asociados con la activación, y las células dendríticas, relacionadas con la maduración. Luego se comparó con el mismo nivel, después de pasar por tres ciclos de esta, detallan desde la UN.
Así, según la información proporcionada por la Universidad, se encontró que antes de la quimioterapia las pacientes ya tenían un defecto inmunológico, que no se debía a la cantidad de células producidas, ya que era similar a la encontrada en las muestras de sangre de mujeres sanas, sino a su calidad, entendida como su capacidad de respuesta a los estímulos a los que se sometieron las células en el laboratorio. Al respecto, Bernal señala que “lo más interesante es que después de la quimioterapia las células empezaron a trabajar de nuevo, a niveles equivalentes a los de una persona sana”.
De igual manera se revisó lo que ocurría a nivel clínico con las pacientes y se determinó que en la mayoría de ellas se reducía el tamaño del tumor después de la quimioterapia, pero había diferentes grados de respuesta: “algunas mostraban mayor mejoría que otras”, asegura el investigador.
Frente a este panorama, la Universidad Nacional señala que se encontró que si el sistema inmunológico de una paciente (independientemente del estado de desarrollo de su cáncer) antes de la quimioterapia está “funcionalmente” mejor tendrá más éxito en la reducción del tamaño de su tumor después de la quimioterapia, mientras que si su sistema está muy afectado es probable que la terapia no resulte tan beneficiosa.
Explican desde la UN que las mejoras mencionadas se relacionan con el efecto que tienen doxorrubicina y ciclofosfamida en las células dendríticas y en los linfocitos T CD8, esenciales en el sistema inmune. Las primeras forman parte de la respuesta innata, es decir de la reacción inmediata de los organismos ante heridas e infecciones, y los segundos, del sistema adaptativo, generan una respuesta específica, como sucede en el caso de las vacunas, para destruir las células infectadas, en este caso células tumorales.
Las células dendríticas tienen como función principal capturar células muertas o defectuosas y presentarle fragmentos de proteínas, que pueden ser tumorales, al sistema inmune adaptativo, sirviendo de puente, apuntan desde la Universidad. Sin embargo, antes de la quimioterapia tienen un defecto en la capacidad de madurar, lo que dificulta la conexión entre los dos sistemas, complementan.
Bernal señala que “cuando las células dendríticas en estado inmaduro son estimuladas con células tumorales bajo muerte inmunogénica, ocasionada por la quimioterapia, maduran y empiezan a ayudarle al sistema inmune adaptativo para indicarle que estimule a las células para que lo ataquen”.
De manera similar al defecto funcional encontrado en las células dendríticas, en los linfocitos T de las pacientes con cáncer analizadas, cuando fueron estimulados en el laboratorio, antes de la terapia, se observaba un bajo nivel de activación, pero después de pasar por tres ciclos de quimioterapia mejoraron de manera considerable, incluso a niveles similares a la respuesta obtenida en las células de mujeres sanas, afirman desde el centro universitario.
Concluyen indicando desde la Universidad Nacional que, aunque falta validar los datos en una muestra más grande de pacientes, que incluso abarque diferentes ciudades, los resultados obtenidos en la investigación doctoral de David Andrés Bernal Estévez sugieren que con una muestra de sangre se podría evaluar el nivel funcional del sistema inmune, antes de aplicar la quimioterapia, determinar su eficacia o buscar la terapia más idónea, sin tener que esperar seis meses o un año para comprobar la respuesta clínica del tratamiento.
Textos tomados de eldiariodelasalud.com