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Tiene 121 años y se convirtió en el hombre más viejo del mundo

Cuando Marta Ramírez recibió a un nonagenario en su casa no esperaba que fueran a compartir tantas vivencias juntos. Después de que se incendiara su casa, el hombre no tenía a dónde ir, y Marta le ofreció asilo en su hogar.


“Tenía 99 años, no pensé que estaría mucho más tiempo conmigo”, recuerda. Lo que la mujer nunca llegó a imaginar es que su nuevo compañero llegaría a vivir 121 años.
Su nombre es Celino Villaneuva Jaramillo, y se ha convertido recientemente en el hombre más viejo del mundo.
Nació en 1896, o eso asegura él, pues perdió su certificado de nacimiento en el mismo incendio que le dejó en la calle hace 20 años. Pero en su país nadie duda de la longevidad de este chileno, pues el ministro de justicia y hasta el mismísimo presidente le entregaron en su día una nueva tarjeta de identificación.
”Al revisar nuestros registros, Celino Villanueva Jaramillo nació efectivamente el 25 de julio de 1896, y todavía está vivo”, dijo Jacqueline Salinas, una de las jefas del departamento de demografía de la oficina de estadísticas de Chile.
Los datos confirmarían que Celino nació el mismo año en que se disputaron los primeros Juegos Olímpicos, que Utah se convirtió en el 45º estado de EE. UU. y Ford produjo su primer vehículo de motor.
Debido a su anciana edad, la comunicación con Celino es limitada. Es 90% ciego debido a sus cataratas, tiene un 85% de sordera y está desdentado.
Se sabe de su historia, o al menos parte de ella, gracias a los registros. Al parecer trabajó toda su vida para un terrateniente llamado Ambrosio Toledo. A sus ochenta años, el granjero fue despedido porque una mano más joven le iba a reemplazar. Eso le obligó a abandonar la casa donde vivía pero, a cambio, consiguió una modesta pensión, con la que acabó pagando una choza destartalada en un pueblo cercano.
Un terrible accidente, que casi acaba con su vida, destruyó su hogar y sus pertenencias.
A los pocos días, Marta lo recibió en casa hasta día de hoy, convirtiéndose, como dice ella, en “mi invitado a largo plazo”.

Texto y foto de  Diario de Buenos Aires, Argentina

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