Tolerancia cero con la mutilación genital femenina
La Mutilación Genital Femenina, una práctica que, según datos de UNICEF, han sufrido al menos 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo. Esta aberrante práctica se concentra principalmente en África, Oriente Medio y Asia, y en l mayoría de los casos se practican en la infancia, en algún momento entre la lactancia y los 15 años.
La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de estos órganos por motivos no médicos. Esta práctica está reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la MGF refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Es practicada casi siempre en menores y constituye una violación de los derechos del niño. Asimismo, viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte”.
La OMS detalla que las consecuencias a largo plazo incluyen infecciones recurrentes, quistes, esterilidad y complicaciones en el parto, además de dolor, riesgo de muerte, enfermedades, traumas y lesiones creadas por el propio procedimiento. Mientras que imposibilita a las mujeres poder sentir placer durante el acto sexual.
Desde la ONU y Unicef destacan que para abandonar la práctica de la mutilación genital femenina “es necesario realizar esfuerzos sistemáticos y coordinados que involucren a las comunidades enteras, que se enfoquen en los derechos humanos y en la igualdad de género. Estos esfuerzos deben hacer hincapié en el diálogo social y en el empoderamiento de las comunidades para actuar colectivamente y poner fin a la práctica. También deben atenderse las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas que sufren sus consecuencias”.
El tema de 2017 es “Construir un puente sólido e interactivo entre África y el mundo para acelerar la erradicación de la mutilación genital femenina antes del 2030″. Los organismos internacionales alertan que si la tendencia actual continúa, para 2030 aproximadamente 86 millones de niñas en todo el mundo sufrirán algún tipo de mutilación genital.
Justificaciones vacías
Los motivos que hacen que aún hoy siga dándose esta práctica tienen que ver mayoritariamente con cuestiones culturales como la eliminación del placer femenino, la manifestación de desconfianza hacia la naturaleza de las mujeres y prevenir la tendencia a la promiscuidad.
En muchas zonas se cree que esta práctica aberrante reduce el deseo sexual de las mujeres, evitando que quiera mantener relaciones “ilícitas”.
En setiembre de 2016 un diputado egipcio defendió la mutilación genital femenina argumentando que el país no cuenta con hombres que puedan satisfacer las necesidades sexuales de la población femenina y esta práctica, ilegal desde 2008 en Egipto, ayudaría a “reducir el apetito sexual” de las mujeres.
Según los datos de la Organización Mundial de Salud, Egipto, Somalia, Guinea, Yibuti y Sierra Leona presentan las tasas más altas de mutilación genital femenina.