Una talentosa joven bailarina le tenía tanto miedo a la comida que dejó de crecer a los 11 años.
Las alergias que sufría Errin Godwin Whalley hacían que le aterrorizara comer, por lo que tenía el tamaño de una niña de seis años cuando casi doblaba esa edad.
Errin, de Pitlochry, Escocia, tuvo su primera reacción alérgica a la comida cuando tenía un año y tuvo que ser trasladada en helicóptero al hospital.
Después de eso rechazó toda la comida al punto de que necesitó un tubo de alimentación para sobrevivir.
Durante una entrevista con en el programa de Kaye Adams, de la BBC, Errin describió el comienzo de sus problemas de alimentación: “Recuerdo estar asustada de probar cosas nuevas y comer solo salchichas y pasta… fue así por un largo tiempo”. “Estaba bastante asustada porque se me había metido en la cabeza que la comida me enfermaba”.
“Desde que tuve la reacción alérgica pensé que la comida me hacía mal y dejé de comer. Fui generando un temor a la comida”. “Simplemente me negaba y me daba miedo probar”.
Bajo peso
La madre de Errin, Myette Whalley, explicó lo que sucedió: “Estábamos viajando hacia el norte de Devon, en el medio del campo, y Errin tenía más o menos un año. Le di un poco de humus en una galleta de arroz”.
“Ella comenzó a reaccionar, los labios se hincharon y cambiaron de color y parecía muy enferma. Tuvimos una ambulancia aérea y varias ambulancias tratando de encontrarnos para llevarnos al hospital”. “Después de ese trauma, ella decidió que no iba a comer más. Simplemente dejó de comer”. “Llegó al punto en que estábamos en el hospital y ella realmente estaba muy baja de peso y deshidratada y recibiendo suero. Tuvimos que consultar a especialistas y al final le colocaron un tubo de alimentación”.
La enfermedad de Errin era más que simplemente elegir no comer. La doctora Gillian Harris, una psicóloga clínica que se especializa en la aceptación y el rechazo de los alimentos en la infancia, dice que esto le sucede a uno de cada 600 niños. “Errin parece tener un trastorno alimentario que restringe y evita la ingesta y creo que también tiene una hipersensibilidad sensorial”, señaló. “La gente decía ‘dámela por seis semanas y haré que coma’, pero no lo lograban. La gente también dice: ‘tranquila, no morirán de hambre’, pero sí lo harán”. “Esto no es algo que los niños quieran hacer. No están siendo traviesos y la mayoría de los padres lo han intentado todo, así que no es su culpa”.
Errin también fue diagnosticada con deficiencia de hormona pituitaria múltiple (MPHD, por sus siglas en inglés), que debilita los músculos y dificulta el movimiento.
Hallar un tratamiento para la enfermedad de Errin no fue fácil y tomó mucho tiempo.
La Dra. Harris afirmó que se tata de un sistema de alimentación moderado: “Le permites al niño comer los alimentos con los que se siente seguro”. “Por lo general, son carbohidratos secos, de color marrón o beige, lo que la gente normalmente considera comida chatarra”. “Pero no es comida chatarra para ellos porque necesitan comerlos. Pan, pasta, cereales, papas fritas, chocolate o yogur. Sigues con los alimentos que les gustan y poco a poco, fuera del horario de las comidas, los expones a otros alimentos”.
Ahora, con 17 años, Errin ha superado su miedo. Creció hasta el tamaño de un adulto pequeño y ganó un lugar en la prestigiosa escuela de baile britñanica Ballet West.
Su madre dice: “Cuando otros iban a clases de ballet a los 11, ella estaba en el hospital viendo a especialistas”. “También debió faltar mucho a la escuela, así que tuvo que ponerse al día académicamente”. “Con ayuda médica y mucho trabajo duro, desarrolló la fuerza y las técnicas necesarias para convertirse en bailarina de ballet”. “Ella ha trabajado extremadamente duro para llegar a donde está”.
Texto y foto de Mundo